barcelona review #15

índice | índex | navegación                                               versión en inglés
The Junk Yard ("El basurero") es una colección de narraciones breves recopilada por Marsha Hunt durante su estancia de diez semanas en un centro penitenciario de Dublín en calidad de escritora residente. La antóloga nos cuenta en su Introducción las experiencias vividas a lo largo de dicha estancia, tanto por ella misma como por los internos e internas que, poco a poco, se avinieron a poner por escrito su caso. Leemos en la misma Introducción que un editor rechazó la antología por considerar que en demasiados relatos aparecía el tema de la drogadicción y, más concretamente, el de la heroinomanía. Hunt se justifica de este modo: "La mayoría de los internos e internas eran jóvenes de veintipocos años, sin otro handicap físico o intelectual que el de su adicción (superada o no), y casi todos habían delinquido para costearse las dosis. Para la mayoría, además, tal como refleja la colección, la adicción a la heroína se remontaba a su adolescencia. [...] En casi todos los relatos aparece un submundo desolador habitado por jóvenes esclavizados por la heroína. Los tonos sombríos con que ellos mismos describen sus estados de ánimo dibujan un panorama aterrador, un auténtico basurero de la mente." En la opinión de la antóloga, la uniformidad temática de que se quejaba el citado editor debería hacer que nos planteáramos por qué las historias que cuentan estos jóvenes se parecen tanto entre ellas. Los relatos son verídicos y merecen ser leídos en su conjunto, pero, nosotros, de momento, os presentamos en solitario la historia de Gotzy.  

LA HISTORIA DE GOTZY
Needle by MGS orig photo by D Fracchiapor 'Gotzy'
Traducción: Mercè López Arnabat

 
 La sabiduría es el principio fundamental. Así pues, adquiere sabiduría, y que la sabiduría te ayude a comprender...


       Estoy debajo de las mantas, tapado hasta el cuello. Hace un frío de cojones. Anita duerme a mi lado. No quiero despertarla. Todavía no. Deben de ser las ocho de la mañana. No creo que pueda ser mucho más tarde. Tumbado en la cama, con los ojos como platos, pienso en un montón de cosas. Tengo mucho en que pensar.
       Estoy en casa de mi madre. Hacía mucho que no dormía en esta casa. Me llaman la atención todas las cosas que han cambiado en esta pequeña habitación. No tiene nada que ver con la que yo había conocido. Pienso otra vez en el frío que hace. La temperatura no es una de las novedades. Esta habitación sigue siendo una nevera.
       Odio pasar frío.
       Me espera un día entretenido. Bueno, tal vez la palabra más indicada sea "movido". Una de las movidas que me esperan tiene que ver con el hecho de que hoy haya amanecido aquí: se supone que hoy me entrullan. No puedo decir que me alegre. (Ninguna de las personas que me conoce se alegra). Sigo tumbado en la cama. Pensando. Tratando de encontrar una excusa para no tener que dar la cara. Pero no la encuentro ni veo razón para buscarla. Al final, haga lo que haga, tendré que dar la cara igualmente. Es impepinable. Es la pescadilla que se muerde la cola. Haga lo que haga, tengo las de perder.
       Pero yo sigo pensando. ¿Cuánto puede caerme? No puedo saberlo. Sólo suponerlo.
       A las diez y media tengo que estar en los juzgados de Dublín. Supongo que me caerá una temporada. Una buena temporada. Podría pasar de ir. Ya lo hice una vez. Pero esta vez sería absurdo. Sólo serviría para que me cayera una condena más larga. No, más vale que me lo quite de encima de una vez.
       A la mierda. Que sea lo que Dios quiera. Eso es. A la mierda.
       Hay una parte de mí que no puede más. Que está cansada y quiere que me entrullen.
       Por dentro estoy harto y cansado.
       Estar en el trullo será un descanso. Comparado con la vida que llevo ahora, casi me parecerá que estoy de vacaciones. A mi alrededor no hay más que droga, dinero, droga, droga, droga y más droga. Es como si no conociera otra cosa. Como si no tuviera tiempo de hacer otra cosa. Como si no pudiera hacer otra cosa. Son las ocho de la mañana y ya estamos como siempre. Tengo náuseas. Las tengo si pienso que las tengo. Estoy acostumbrado a empezar el día con náuseas. Ya me he acostumbrado. Creo que a veces las tengo por pura rutina. Me despierto pensando que las voy a tener y las tengo.
       Las náuseas son una excusa para no esperar más y ponerme ahora mismo.
       Tengo heroína. La oigo llamarme desde debajo de la cama.
       La tengo tostada y a punto.
       La quiero pero no quiero moverme para cogerla. No quiero despertar a Anita al moverme. Quiero unos minutos más para pensar.
       La heroína no me deja concentrarme. Me llama. No paro de pensar que está allí.
       Pienso en David y Dean, mis dos hijos. Los echaré de menos mientras esté en el trullo. Espero que ellos también me echen de menos, pero no estoy seguro. Ahora no quiero pensar en ellos. Me asaltarán mil remordimientos sobre cosas que he hecho o he dejado de hacer. Cosas que tenía intención de hacer. Cosas que los chavales se han perdido. Que se perderán mientras yo esté en el trullo. Pienso en toda la gente que quiero. Gente que no quieren verme en el trullo pero que tampoco quieren verme en casa. En casa y viviendo siempre rodeado de la misma mierda que hasta ahora.
       Esta mañana es especial. Hasta ahora nunca me había presentado en un juzgado sabiendo lo que me esperaba. Estando seguro como lo estoy hoy de que me van a mandar una buena temporada a la sombra. Todavía estoy a tiempo de no ir. Pero en este caso se trata de escoger entre una codena larga y otra más larga todavía.
       La heroína sigue debajo de la cama.
       ¿Me presento o paso? Una decisión sencilla que no tiene nada de sencilla. A la mierda. Tres palabras. A la mierda. Me presento, que es lo que ya tenía pensado. Así me lo quito de encima de una vez.
       ¿Por qué digo "a la mierda"?
       Lo pienso.
       Digo mucho "a la mierda" cuando tengo que tomar una decisión. Es una buena salida. Sobre todo para un yonqui. Es rápida, da empaque y sirve para todo.
       La heroína me llama otra vez. Por eso digo que a la mierda. Cualquier otra decisión me obligaría a seguir pensando. Y quiero ponerme ahora mismo. La heroína no está dispuesta a esperar.
       Anoche dejé la ropa en el suelo. La recojo y me visto. Procuro no hacer ruido, pero Anita se despierta lo mismo. Nos repartimos la heroína. La primera dosis del día. La mejor. La primera siempre es la mejor.
       Ahora tengo cosas que hacer. Tengo que prepararme. Ver si tengo todo lo que me hace falta, o sea, droga y más droga.
       Ayer me pasé el día de compras. Comprando droga y demás. Hizo un día asqueroso. Frío, lluvia y un montón de cosas que hacer. Por la mañana fui con Anita a Ballyer, a comprar jaco y morfa. Heroína y morfina en tabletas. Quería comprar cuantas más mejor para no tener que aguantar las náuseas en el trullo. Casi nos congelamos esperando. Se pasa uno el día esperando. Eso es lo peor. Que llueva y uno ahí esperando, muerto de frío. Pero al final hubo suerte.
       Conseguimos veinte tabletas. Y entonces, como habíamos tenido que esperar tanto, hicimos lo que todos los yonquis: salir follaos para el campo más cercano o para donde sea que pueda uno estar tranquilo y darse una compensación. Bueno, pues fuimos a ponernos. Cómo me gusta ponerme así nada más comprarme la papelina.
       Nos metimos detrás de una escuela, al fondo de un campo que hay en la parte de atrás. En la esquina, donde el muro. Seguía lloviendo, y estábamos empapados, pero nos daba igual. Un yonqui está a gusto en todas partes si tiene con qué ponerse.
       Me saqué la cuchara, el encendedor y el agua del bolsillo. Dejé la jeringuilla a punto. Machaqué cuatro tabletas en la cuchara. Tenía prisa. Siempre la tengo. La espera es lo peor. Llené el aparato de agua, diluí la morfina y le di a Anita el encendedor para que calentara la olla. El muy cabrón se apagaba con el viento. Entonces me puse de rodillas y me pegué más al muro para resguardarlo. Con cuidado de no derramar la morfina.
       Nada más empezar tuvimos que dejarlo. En la finca había un caballo suelto y el muy plasta vino a darnos la vara. Ya podría haber sido más tímido el cabrón. Si llega a ser el lobo, nos muerde. "A la mierda el caballo", pensé.
       Pero Anita se puso medio histérica y quiso que se lo sacara de encima. Las mujeres y la madre que las parió. ¿Qué quería que hiciera, coño? Con la olla llena de morfa en la mano. (A veces la gente lo pone a uno a parir.) A la mierda el caballo y la madre que lo parió. A la mierda Anita. A la mierda todo.
       Dejé la cuchara en el suelo con cuidado, espanté al caballo y volví a la labor. Y menuda bronca le metí a Anita.
       Tercer intento. Venga, venga y venga. No había manera. A Anita se le seguía apagando el encendedor. Siempre estamos igual. "Trae, joder", le dije. Cogí el mechero, le quité la tapa con los dientes, puse el regulador al máximo y volví a colocar la tapa.
       "Verás como ahora ya no se apaga. Dale. Espera. Ponlo debajo de la cuchara. Venga, que no es tan difícil", dije. "Vale, ya."
       Y entonces... ¡zoaaa!
       "¡Me cago en la puta!" Había puesto el gas al máximo, ya lo creo que sí. No veas el pedazo de llama que salió. Y a todo esto, ¿qué se le ocurre hacer a la tía esta? Dar un brinco y volcar la cuchara. Nada menos.
       Y yo ni mu. Porque si llego a saltar...
       Me presento. Está decidido. Y cuanto más tiempo me caiga, mejor.
      

© 1999 'Gotzy'
Traducción: Mercè López Arnabat


Esta historia no puede ser archivada ni distribuida sin el permiso expreso de Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.
navegación:                     barcelona review #15    novembre 1999 - enero 2000 
-Relatos Marta Cerda: La ciudad de los niños
J .M. Servin: Pelea de perros
William Spindler Li: Un bestseller improbable
Javier Marías: Menos escrúpulos
Ian Wild: La mujer que se tragó el Libro de Kells
Gotzy: La historia de Gotzy
-Entrevista Jordi Llovet
-Cuestionario Cuestionario sobre Beckett
-Reseñas  Obras completas de Kafka
-Estantería Tom Wolf, Pedro Juan Gutiérrez ...
-Secciones fijas Breves críticas (en inglés)
Ediciones anteriores
Audio
Enlaces (Links)

www.BarcelonaReview.com  índice | inglés | catalan | francés | audio | e-m@il