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septiembre -octubre 2000  num 20

biografía  |  versión en inglés | francés (original)

Extracto de la novela
En mi cuarto
Guillaume Dustan
Traducción: Ahmed Haderbache

1. EL HERMOSO SERGE

Le conocimos en el Queen, muy tarde, a la hora en que ya no quedan prácticamente más que los empedernidos. Un poco calvo. Un metro ochenta y cinco, ochenta kilos. Súper bien hecho. Una sonrisa sempiterna de dientes blancos y regulares. Suficientemente joven. Una cara hermosa.Visiblemente colocado con algo de muy buena calidad. Primero nos niiramos. Después bailé pegándome a Stéphane para excitarle. Se nos unió. Dimos un espectáculo en la pista, fingiendo ante todos que nos follábamos. Eso lo empalmó. Noté que había cantidad. Después nos despegamos. Intercambiamos tres palabras en medio del barullo de la música. Envié a Stéphane por bebida. Le dije Hostia tengo súper ganas de comértela. Dijo No hay ningún problema. Me llevó hacia los lavabos. Me dije Qué guay sabe lo que quiere. Le seguí dócilmente. Los lavabos estaban hasta los topes, había cola para entrar. Dije Bueno qué hacemos. Me llevó al ángulo muerto justo al lado de la entrada. Dio la espalda a la pista. Me dejé caer de rodillas al suelo. Sacó una polla súper hermosa y me la metí en la boca mientras me la cascaba durante cinco minutos. Fue guay. Después dije Bueno mi chico está esperándonos tenemos que ir ¿vale? Dijo Vale. Stéphane esperaba en el bar con las copas, tan tranquilo como de costumbre.
      Nos pusimos de acuerdo enseguida sobre el itinerario a seguir. Primero pasamos por su casa para recoger una nueva droga americana que no conozco y que por lo que se ve es fantástica para follar, y después vamos a casa porque en nuestro piso hay material y en el suyo no. Por este último detalle ya casi estoy seguro de que va a ser un mal rollo, pero está tan bueno que ni por un instante puedo dejar de imaginarme tirándomelo mientras sea posible.
      Su casa es de lo más. Piso estilo loft. Tele y altavoces en el váter. Muebles de categoría. Un sobre remitido por una cadena de televisión permanece desplegado sobre la barra americana extra-ancha de la cocina. Pone trance muy alto. El sonido es genial. Probamos el polvo. Al cabo de diez minutos estamos súper ciegos. Habría que filmar. Nos desvestimos. El es sublime. Una súper polla, muy ancha y larga, huevos gordos llenos de piel. Se la mamo. Le como los huevos. Me da azotes en la espalda, en el culo. Juega al macho. Me gusta. Me suelta Tú eres una auténtica guarra, una de las auténticas. Me la pones tiesa.
      Lo compruebo. Exagera. Estoy seguro de que no me va a follar pero da igual. En los lavabos tenía una caja vieja de prophyltex llena, y los prophyltex son demasiado pequeños para una polla como la suya; si para dar por culo utilizase normalmente condones, tendría los manix grandes. Lo que también resulta extraño es el par de zapatos de salón tirados por el suelo al lado del espejo del cuarto. Pero es la única huella de mujer en el piso. Quizás sea bi este gilipollas pretencioso. Me mira a los ojos. Le devuelvo la mirada. Nos sonreimos. Me dice No me mires así o acabaré casándome contigo. Le digo No es culpa mía, es así. Hace ¡Uau uau uau! dando palmas mientras propino manotazos al culo del cariñín para poner un poco más de sexo en el ambiente.Y luego el cariñín está demasiado ciego y se duerme sobre el parquet con el pantalón de cuero en los tobillos. Es verdad que este Serge me gusta, es como si me estuviese enamorando. El problema es que por supuesto no me folla. Apenas un pollazo o dos, encima sin condón, así, en la cocina y con las ventanas abiertas, después de haber roto la antena de su teléfono inalámbrico al intentar metérmela en el culo. Por lo que se ve este tío no tiene costumbre de follar. Es verdad que todo no se puede hacer en la vida. Me dice varias veces que lo siente, que está demasiado ciego. Le digo No pasa nada.
      Se duerme en el sofá mientras se la mamo. En la cadena de música ahora suena ópera, es lo que debe de escuchar habitualmente. Me quedo solo, voy a su cuarto, hojeo algunos libros, debajo de la mesita de noche un método para tener un cuerpo perfecto y cómo mantenerlo, las cintas de vídeo debajo del televisor frente a la cama, no hay cintas pomo o están bien escondidas, una cómoda con slips, calzoncillos, calcetines, pañuelos para el cuello. Todo está perfecto. Los slips están perfectos. Los calzoncillos están perfectos. Los calcetines están perfectos. Me pruebo unos slips azules que no están mal, después un jock strap, yo tenía uno casi igual, no me queda muy bien, luego un viejo nikos muy entallado que me está súper bien. Me lo guardo en la cazadora, luego busco un envase para el polvo. Encuentro un bote de carrete fotográfico vacio sobre el escritorio. Tomo mi pequeño regalo. Me como una rebanada de pan de centeno. No hay otra cosa en la nevera. Continúa sonando la música de ópera. Despierto a Stéphane. ¿Qué tal? Muy bien. Dejo una nota para el hermoso Serge, con nuestro número de teléfono. Fuera hace buen tiempo. Me pongo las gafas de sol. Las calles empiezan a animarse. Nos vamos a casa. Stéphane conduce. Garaje. Panecillos con chocolate. Croissants. El hijo del panadero sigue siendo nuestro fan. Qué gusto volver a casa. Entonces fumamos un porro. Y me follo a Stéphane.
      Llama hacia las siete, las ocho de la tarde. Hola soy Sergio man. Es como le llamé en la nota.Va a una cena pero nos podemos encontrar más tarde. Está raro. Dice Volveré a llamar a las doce. Bueno eso es normal, con tres siempre resulta un poco complicado. Para una vez que hay alguien que me interesa. Que me impresiona. El hijoputa. Estoy seguro de que ni me va a llamar.
      Llama, pero a la una y media. No es buena señal. Se excusa. Corto el rollo. La cena todavía no ha terminado, ¿nos podemos encontrar a las tres en Folies, o mejor a las tres y media? Digo Vale. Cuelgo. Le digo a Stéphane Bueno tengo muchísimas ganas de follar de verdad con él al menos una vez. Es necesario que vaya. Stéphane dice que sin problemas.
       
 2. LA CITA
       
Estoy en Folies Pigalle. Hay una chica guapísima con una camiseta de color rosa claro súper ajustada que lleva escrito Babie en plateado. Baila súper bien. Es tan alucinante como un maricón o como un negro. Son las tres. Me he tomado un cuarto de ácido, tres rayas de coca, me he filmado dos porros y he bebido una cerveza antes de salir de casa. Ciego, pero no mucho. Charlo con el taxista. En la puerta de Folies Pigalle hay un tío que hizo un trío con Quentin hace años. Me dice Hola ¿estás con alguien? Tengo un momento de paranoia, no entiendo lo que quiere decir, le digo No, estoy solo, ¿me dejas pasar? Parece un poco sorprendido, pero debe de ver que estoy ciego. Una vez dentro me digo Por supuesto que no va a echar a alguien que conoce, y me digo Hostia qué guay, conozco al portero de Folies. Estas cosas me impresionan. Sé que es una memez. Tras la entrada está uno de los organizadores, un chino súper alto y delgado que hace además camisetas provocativas. Me lo crucé en un fashion show donde me había llevado mi amigo Georges. El chi-nito se dobla en dos hacia mí para darme un beso suave. ¡Hola! Me pago una cerveza. Fumo un pitillo. Bailo.
      Esta noche no conozco absolutamente a nadie de los que hay dentro. Ningún colega, ninguna pareja, nadie con quien haya intercambiado más de dos frases. Me estresa un poco. Además el ácido es fuerte. Me provoca dolor de espalda y me tira de los cigomáticos y estoy súper acelerado y de cuando en cuando me quedo sin aliento y me acaloro. Me tranquilizo diciéndome que siempre ocurre lo mismo con el ácido. También tiene su lado positivo, la luz y los colores son más o menos diez veces más reales que en la realidad. Como tengo un buen rollo no puedo pensar más de dos segundos seguidos en algo desagradable. Mi única preocupación es lo que siento y la necesidad absoluta de moverme para descargar la energía realmente excesiva que me da.
      Tan solo las tres. Decidí ir a las dos y media para asegurarme de que no se me escapase. Me gusta hacerme la quinceañera. La música es buena, el sonido mejor que antes, así que bailo. Cuando tomo ácido, bailar me descansa la espalda. Primero me caliento y luego, cuando estoy bien en caliente, me subo al podio, me quito la camiseta, bailo con el pecho al descubierto, en vaqueros, los tirantes por los muslos, las rangers.Va bien llevar zapatones cuando se tiene tendencia a trastabillar. Y luego la música empieza a ser menos buena, demasiado hardcore. Vuelvo a bajar. Estoy empapado de sudor. Voy a los lavabos a refrescarme. Largo pasillo rosado. Hay muchachitas árabes que excitan a chicos árabes. Una tía pretende mear como un tío, en el urinario. Como de todas maneras no consigo mear, me aparto para que nos enseñe. Ella se lanza, se desabrocha la bragueta y después se raja. Charlan un poco demasiado fuerte, es el ligue morito. Me voy a vaciar en los lavabos cerrados que quedan libres en ese momento. Me digo que no les habrían tenido que dejar entrar, se crea un ambiente extraño con los árabes.
      La fiesta es un puro éxito me parece a mí. Solo hay beautiful people que baila bien, todo el mundo parece pasmado, totalmente ciegos o muy novatos en el mundo de la noche, o incluso ambas cosas. Nadie con quien ligar. Demasiado fashion. Bueno con el ácido no hay problema.
      El ácido no me gusta demasiado, encuentro que es demasiado fuerte, pero bueno hay que reconocer que te da buena marcha. Como la música es algo menos trance hardcore, vuelvo a bailar a tope. El dj es una pasada, en-cadena deep disco para remover los culos, trance más duro, hasta que empieza a ser excesivo, empezamos a desmovilizamos y, hop, empieza otra vez. Los tíos gritan de dolor cuando el dj rompe adrede el ritmo en medio del mix. Hago una pausa. Escaleras. Pasillo. Bar. Estoy empapado de sudor, un poco heavy para el local, no me atienden enseguida, pero finalmente sin problemas, el gin-get es copioso.
      A las cuatro menos diez aún no ha llegado.Vuelvo a salir solo. Doy la vuelta a la plaza Pigalle. Estoy cabreado. A la entrada del Transfert el portero me sonríe. Stéphane está aquí, con sus grandes y dulces ojos y un maillot de guarra abierto hasta los pezones. Le morreo y luego digo ¿Qué tal nene? Dice Me aburría un poco. Es la hostia. El cumpleaños del Transfert. Nada peor que una fiesta en un local leather. El pastel circula sobre platos de papel. Nadie quiere, pero los tíos más próximos a la barra se esfuerzan por ser corteses. El camarero nos monta el número Señores ¿no quieren pastel? Pues les advierto de que hay un montón de gente ahí fuera que sí querría.
      Doy una vuelta por el cuarto oscuro, se la mamo un poco al cabeza rapada que se arrastra en pelotas por el lavabo de lluvia dorada, pero en realidad lo que él quiere es que le mee encima y yo no tengo ganas de mear. Me largo. Me hago besuquear un poco y trabajar los pezones por otros dos tíos. Hago lo mismo. El tío que tengo enfrente me mete dos dedos en el culo. Me subo los pantalones. Me doy la vuelta. Enfrente de mí hay un tío que conozco, pero al que no me he tirado. Sale siempre pero no folla mucho, creo. Me mira el rabo, me la casco un poco delante de él en plan de broma. Después de esto charlo con un pequeño cabeza rapada que parece un ratoncillo. Es de lo más dulce. Le digo Me das ganas de ser malo. Suelta ¿Ah sí?, todo esperanzado. Pero no estoy muy convencido, no me parece lo bastante guarra. Lo nota, y lo dejamos. Encuentro a Stéphane en la barra. Nos salpican en la cara con champán. Empieza a ser un rollazo. Decidimos largarnos.
      Estoy hecho polvo en el coche. Stéphane me dice cinco o seis veces que tiene ganas de sexo. No contesto. En casa, cuando nos desvestimos, la moqueta que rodea la cama se cubre de confeti. Le digo a Stéphane Si quieres puedo follarte. No se lo puede creer. Pregunto ¿Tienes el culo limpio? Dice Sí. Cojo un olla, no nos quedan manix grandes, pero el olla me gusta más, era el que utilizaba con Quentin. Son bastante gruesos, pero muy flexibles y suaves. Me lo llevo primero al lavabo, de pie delante de la taza del váter, le meto la cabeza dentro y me lo follo. Luego le llevo de nuevo a la habitación y me lo follo en la cama por delante, luego por detrás. Dura mucho, y no está nada mal, entro y salgo, su culo hace floch, floch, floch muy fuerte, ronronea encogido debajo de mí. Se me empieza a bajar porque está muy abierto. Todavía sigo un rato. Y luego tenemos que pararnos porque se me ha bajado demasiado.Vamos a lavarnos las manos. Le propongo que me folle. Dice que tiene ganas de mear. Me apresuro a meterme en la bañera y me mea encima y sin lavarme volvemos a la cama, de todas formas las sábanas estaban bastante usadas. La follada es genial. Profunda. Larga. Me dejo follar como nunca. Encuentro que se lo monta cada vez mejor.Y luego resulta obvio que estamos demasiado ciegos para podernos correr así. Busco el reloj. Son las diez, hace cuatro horas que estamos follando. Acabamos a mano, me come los huevos, me corro y luego le propongo trabajarle el culo con la mano izquierda porque la derecha está llena de semen. Estalla. Nos hacemos un mimo. Lío el último porro. Se duerme. Fumo la mitad y luego me doy cuenta de que pierdo el conocimiento, entonces dejo el porro y me duermo.
      Al despertar estoy encendido por el plantón de ayer.Vemos la televisión. Intento resistir y acabo por llamar a Serge hacia las siete de la tarde. Contestador. Hablo por si filtra las llamadas. Descuelga.
      -¿Sí?
      -Hola, soy Guillaume.
      -Hola ¿cómo estás?
      -No muy bien.
      -Ah... Ahora estoy acompañado. Con mi madre.
      -Qué bien.
      -¿Estuvo bien ayer por la noche?
      Pienso.
      -Fue decepcionante. Es decir, no sabía que no te ibas a presentar.
      -Yo tampoco sabía que no iría.
      Silencio.
      -Bueno, abreviemos, estás acompañado y no tengo gran cosa que contarte.Tu veras.
      -Te llamaré.
      -Vale.
      Cuelgo. Este tío me da asco. Digo a Stéphane ¿Puedes creer que me ha dado plantón y soy yo quien le llama? Pero también eso es bueno. Estar sorprendido. Demostrarlo. Como una guarra. Pero no mucho. Estaba contento del Fue decepcionante. Esperaba que hubiera entendido que quería decir tanto que él era decepcionante como que yo me sentía decepcionado. Quería tocarle un poco los huevos. Pero al mismo tiempo seguía queriendo tirármelo. Su piel ultrasuave. Sus músculos perfectos, ni demasiado ni demasiado poco. Hermoso.
       

© Guillaume Dustan
Traducción: © Ahmed Haderbache
(ver crítica de En mi cuarto)

En mi cuarto, Guillaume Dustan, 1999 Reservoir Books, Mondadori
www.grijalbo.com
Este extracto de la novela En mi cuarto es una publicación de The Barcelona Review con el permiso del Mondadori. 
Esta historia  no puede ser archivada ni distribuida sin el permiso expreso de Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.
biografía

Guillaume Dustan nació oficialmente en marzo de 1996 en Tahití. «Aunque de hecho había escogido este nombre en 1995. Un fotógrafo amigo que preparaba una serie sobre santos me pidió que es-cogiera cuál me gustaría representar. Me decidí por Dustan, un obispo irlandés que venció al Diablo. Más tarde supe que en realidad se llamaba Dunstan.» ¿Y por qué utilizar un seudónimo? Porque «homosexual + seropositivo + diogas diversas + primera novela claramente autobiografica = muerte social en el París de nuestros dias».
      Y es que con la novela En mí cuarto, este miembro de la judicatura francesa, que ha irrumpido con filerza en el panorama literario francés, habla sin tabúes, con una crudeza a veces sobrecogedora, con una energía arrolladora y apasionada de un gueto: la sociedad gay de hoy.Y lo hace a través de un personaje, Guillaume, para quien, en un momento de su vida, la verdadera dioga que le inipulsa a vivir es el sexo.
      Un sexo sin freno, una escritura sin ataduras: nada en este casi diario dejará indiferente al lector.

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-Relatos

George Saunders: Robles de Mar
Anne Donovan: Jeroglíficos
Clara Sánchez: Últimas noticias del paraíso
Flavia Company: Melalcor
Nuria Amat: La intimidad
Yvonne Vera: Mariposa en llamas
Guillaume Dustan: En mi cuarto

-Ensayos
-Poesía

Jorge Zenter
Jonathan Monroe

-Entrevista Clara Sánchez
-Reseñas  Guillaume Dustan, Eduardo Mallea , José Marmol
-Secciones fijas Breves críticas (en inglés)
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