UN MANIFIESTO DE INTELECTUALES DENUNCIA EL INMOVILISMO Y LA ENDOGAMIA EN LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA
(El manifiesto está firmado en primer lugar por Félix de Azúa, Rafael Argullol, Nuria Amat, Eugenio Trías, Xavier Robert de Ventós, Román Gubern, Javier Marías, Juan Goytisolo, Salvador Giner y 60 firmas mas) El proceso actual de debate y de reforma institucional de varios aspectos que afectan al estatuto del profesorado nos ha brindado un marco y un estímulo para algunas reflexiones críticas que deseamos ofrecer a la comunidad académica, a las fuerzas políticas y a la opinión pública.
1.-Aunque la situación del profesorado universitario ofrece variaciones según sea el área de conocimiento en que está inscrito, se detecta en muchas de ellas un inmovilismo y una jerarquización funcionarial que frena la renovación docente, entorpece la movilidad, produce una obstrucción generacional y osbtaculiza la integración de profesores contratados. 2.-Esta esclerosis docente se acentúa por la tendencia a la endogamia propiciada por la actual normativa de selección del profesorado. No es ningún secreto que el actual sistema de concursos favorece la endogamia departamental -apuntalada en los favores recíprocos entre departamentos de diferentes universidades-, de forma mucho más acentuada que en las viejas oposiciones del antiguo régimen, justamente criticadas como expresión de mandarinismo. 3.-Si bien la coherencia científica en la selección del profesorado es un valor defendible, no lo es en cambio el clientelismo profesional y, desde luego, la coherencia no es necesariamente un valor superior al que significa la renovación y el contraste científico. 4.-Para contribuir a combatir la endogamia académica actual debería redefinirse la composición de las comisiones que deciden los concursos de profesorado, rehabilitarse la figura del profesor contratado y fomentar el intercambio docente entre departamentos y universidades, que hoy en día se ve seriamente obstaculizado por impedimentos administrativos. 5.-Las deficiencias señaladas se agravan por las carencias crónicas infraestructurales y económicas que padece nuestra Universidad, víctima de una asimetría penalizadora en relación con los incrementos de la inversión pública en otros sectores. 6.-Esta estructura universitaria tiende a propiciar, además, una dualización que divide el cuerpo docente en gestores e investigadores, división que es a todas luces nociva para el sistema. En esta dicotomía, los profesores adscritos a tareas de gobierno o de gestión departamental o facultativa se ven penalizados por la falta de tiempo para las tareas de investigación o de creación y tienden a convertirse en burócratas, dedicados a tareas que muchas veces no deberían ser las propias de los docentes en un sistema universitario moderno. 7.-Por otra parte, la subestimación de las tareas de investigación y labores creativas del profesorado, lacra tradicional de la Universidad española, además de generar frustraciones personales y empobrecer al sistema, tiende a privilegiar la intriga, la productividad burocrática y el poder administrativo como las metas más deseables de la vida académica. 8.-De este modo, el creciente imperio de los criterios economicistas en la organización de la Universidad española hace que, en muchas áreas de conocimiento, primen los criterios cuantitativos y productivistas en detrimento de la racionalidad científica y la calidad académica. 9.-La disfunción señalada se traduce, lógicamente, en una primacía de los intereses políticos y burocráticos sobre los científicos en la Universidad actual. 10.-Esta situación propicia un clima de rutina intelectual, de conformismo académico y de atonía científica, gravemente nocivo para la vitalidad, desarrollo y renovación de la institución universitaria en la actual sociedad del conocimiento. 11.-Creemos que la Universidad española de este final de siglo debería efectuar una seria reflexión autocrítica acerca de sus funciones y de sus instrumentos, recordando que si la autonomía de los centros es buena, no lo es la complacencia autárquica ni la tentación endógama, contrarias al valor supremo que expresa la palabra Universidad.
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