biografía del autor

Max BlecherMAX BLECHER
O LA LITERATURA COMO ANTIDESTINO

Gheorghe Glodeanu

 

 Traducido del rumano por Joaquín Garrigós

 

Ninguno de los escritores rumanos del periodo de entreguerras ha tenido una existencia más dramática que Max Blecher (1909-38). El escritor nació en Botosani el 8 de septiembre de 1909 y murió, tras largos sufrimientos, en Roman el 31 de mayo de 1938. Blecher no solo no tuvo ocasión de terminar su obra sino que el breve exilio terrenal que le tocó vivir lo pasó, en buena parte, en condiciones infrahumanas. El corsé de escayola en el que estuvo inmovilizado por causa de la tuberculosis ósea de la que enfermó en 1928 lo llevó a llevar en la práctica una existencia de larva. Blecher es el «gran enfermo» de la literatura rumana y esa continua tortura física dejó su huella, sino en el espíritu, al menos en la visión que del mundo tuvo el escritor. Pero a diferencia de otros escritores, Blecher no ve en la enfermedad solo un tema literario más, no describe únicamente sus síntomas externos, sino que la vive de forma trágica en cada momento. Lo que Blecher aporta de nuevo es su insólita visión del mundo. Con una existencia reducida a la fisiología, el escritor eleva lo anormal al rango de la normalidad, ya que la existencia cotidiana constituye una desviación de la norma para quien contempla el mundo inmovilizado en el lecho. Pese a ello, la literatura de Blecher no representa una lamentación continua pues su penetración en el mundo del espíritu rebasa lo dramático de su condición. El escritor tiene la facultad de desdoblarse constantemente (proceso que equivale a un distanciamiento del sufrimiento), pues la visión de su propia miseria se sitúa bajo el signo del mito de un narciso que se contempla a sí mismo de forma ininterrumpida con la máxima lucidez.

Durante su breve vida, Max Blecher publicó la plaqueta de versos Cuerpo transparente (1934) y dos novelas: Acontecimientos de la irrealidad inmediata (1936) y Corazones cicatrizados (1937). La tercera novela del escritor, La guarida iluminada, apareció de forma póstuma en 1971[Acontecimientos y La guarida iluminada se han publicado en un mismo volumen, traducidos por Joaquín Garrigós, en la editorial Aletheia, Valencia, 2006. (Véase: “Presentación de Max Blecher” en Tbr 58) Aunque Blecher es más conocido en la literatura rumana por su obra narrativa, el novelista Blecher tiene un álter ego en un destacado poeta cuya actividad ha sido, por desgracia, muy poco conocida. Cuerpo transparente contiene solamente quince poemas que anticipan y completan el universo de sus novelas. Al igual que ciertos innovadores de la lírica rumana de entreguerras, como Ion Barbu o Tudor Arghezi, Blecher habla del valor corporal de las palabras. Estas ya no son complejos sonoros que denominan objetos, sino que ellas mismas se transforman en objetos. Lo mismo que en la prosa, Blecher imagina un mundo en el que la ley de la causalidad desaparece y lo telúrico es superado por la proyección en lo astral y en el universo de las quimeras. El poeta prefiere la tentación de lo alucinante, la omnipotencia del sueño y la primacía del inconsciente. A semejanza de André Breton, Blecher parece ser adepto a la «escritura automática» del pensamiento libre del control de la razón.  La atención de Blecher se dirige hacia el inconsciente, a los sueños y a los símbolos. Desde esta perspectiva, la escritura tiene para él un importante papel terapéutico que lo salva del infierno cotidiano que constituye la tuberculosis ósea. El escritor elabora su propia suprarrealidad a la que no es ajena la pintura de Salvador Dalí. La realidad se engarza con lo imaginario en la lírica de M. Blecher: las numerosas proyecciones insólitas, las imágenes chocantes que no obedecen a la lógica habitual de las cosas y recuerdan más a una auténtica liberación de los sueños, todo lo cual lo acerca a la poesía surrealista.

El título de su novela de debut, Acontecimientos de la irrealidad inmediata, proclama una estética insólita cuyo motor es trastocar las perspectivas tradicionales del universo. La irrealidad se vuelve la auténtica realidad del novelista, en cuya obra asistimos a la sustitución de la «mímesis» clásica por la penetración en una metarrealidad que acerca el universo de la narrativa de Blecher a la literatura surrealista. Aunque intente renunciar al espíritu mimético, la plataforma surrealista que adopta el escritor no es pura sino que está salpicada de matices que remiten a la literatura existencialista y a la absurda.

Blecher utiliza la primera persona, lo que acerca al libro al diario íntimo. El narrador trata de describir sus sensaciones y, al propio tiempo, de responder a la terrible pregunta: «¿qué es lo que soy yo?» Pese al continuo suplicio físico, el desdoblamiento facilita el distanciamiento, la exploración desde fuera de las crisis del yo. El personaje narrador y testigo es el observador pasivo e impotente de su propia enfermedad, y lo único que le queda a mano es explorar las honduras de su propia alma. En consecuencia, la narración de Max Blecher se encuentra bajo el mito de Narciso. Mientras el cuerpo está gravemente enfermo, el alma permanece despierta y lúcida y hace una radiografía minuciosa de su propia condición.

Ya la cita de Soren Kierkegaard al principio de Corazones cicatrizados coloca a esta novela en la órbita del existencialismo. A diferencia de la precedente, el autor recurre a un cambio de óptica y prefiere la narración en tercera persona. El protagonista central es Emanuel, auténtico alter ego del autor. Por tanto, el recurso a la narración de tipo balzaquiano solo representa una modalidad camuflada de la confesión. La novela describe otra etapa de una existencia terriblemente angustiosa. Si los Acontecimientos de la irrealidad inmediata sugerían la proximidad de la enfermedad, en Corazones cicatrizados la enfermedad ya está presente en toda su plenitud. El diagnóstico del médico, tuberculosis ósea en las vértebras, equivale a un veredicto que quiebra el brillante destino de Emanuel, modificando bruscamente su curso. La enfermedad hace que todas las perspectivas se vengan abajo y que la normalidad cotidiana se vea sustituida por la anormalidad que la enfermedad provoca. El mal de Pott constituye una auténtica iniciación en lo aciago. El caparazón de yeso se convierte en un símbolo de los límites humanos, la reducción a la biología, a instintos que, a veces, exigen sus derechos con una intensidad feroz.
La proximidad a lo fantástico puede verse en La guarida iluminada, novela en la que el autor imagina un insólito viaje por el interior de su propio cuerpo. Esto represente una buena ocasión para poner de manifiesto los síntomas de la enfermedad en una descripción que se recrea con el detalle. El cuerpo humano se convierte en un paisaje, un terreno experimental. El libro se subtitula, significativamente, Diario de sanatorio, un subtítulo que sitúa la obra en una dirección precisa de la narrativa rumana de entreguerras, la novela autenticista. «Todo lo que estoy escribiendo fue alguna vez vida real», nos advierte el escritor al principio de la novela, pues la narración en primera persona del singular y la forma que adopta de diario íntimo aproximan La guarida iluminada a Acontecimientos. Pero todos los libros de Blecher hablan de vivencias del propio autor, es decir revelan experiencias auténticas por su dramatismo que se transforman en verdaderos «reportajes» del alma.

La eliminación de falsos pudores, el recurso a la confesión, la sustitución del relato por la anotación caótica de los estados de ánimo y la lucidez extrema de la observación son solo algunos de los atributos que hacen de Max Blecher un exponente destacado del autenticismo en la narrativa rumana de entreguerras. Para quien ha vivido un suplicio físico ininterrumpido, la literatura representa la posibilidad de corregir el destino implacable; de ahí la originalidad de este escritor que consta en la superposición de una serie de vivencias de dolorosa autenticidad con su proyección en un universo onírico.

Biografía:

Gheorghe Glodeanu. Nacido en 1958 en Satu Mare (Rumania), profesor de literatura rumana en la Universidad de Baia Mare. Autor de una docena de libros de su especialidad,  preferentemente la novela de entreguerras y la literatura fantástica de Mircea Eliade. Entre ellos destacan Max Blecher y la nueva estética de la novela de entreguerras, Lo fantástico en la prosa de Mircea Eliade y Las máscaras de Proteo. Algunos de sus artículos sobre literatura rumana han sido publicados en revistas literarias de España y México.

Joaquín Garrigós. Licenciado en Filología Hispánica y en Derecho. Es traductor de una treintena de importantes títulos de la literatura rumana, labor por la que ha recibido varios premios, como el de la Unión de Escritores de Rumania, y de la que lleva vertidos al español una treintena de libros. También ha escrito artículos sobre literatura rumana, en especial sobre la obra de Mircea Eliade. Actualmente dirige el Instituto Cervantes de Bucarest.