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índex català   enero - feb  2003  n° 34

ooo_an_ouTres cuentos inéditos
Neus Aguado

El regalo

Seguro que un malentendido tejió nuestros desencuentros. Lo supe años más tarde, cuando recibí una carta en la que me redimía de obligaciones pasadas. Cuando contesté a la breve misiva fui aún más escueta que mi interlocutora. Le di el acuse de recibo y le agradecí el envío de su obsequio: un bello libro cuyas palabras me causaron un raro efecto. En éstas se aglutinaban mi infancia perdida en los camarotes de viajes trasatlánticos, mi adolescencia por parajes tan escalonados como los de Santillana de Mar, los juegos de mi juventud en forma de pinturas de Frida Kahlo y quién sabe si de Magritte. Los colores del porvenir cifrados en azules y rojos. Y el mar y el jardín y una flor. Cuando acabé de observar el regalo, la calma me envolvió y supe que había llegado el tiempo de olvidar las ofensas y las mezquindades cotidianas. Tomé el libro, con sumo cuidado, y le ofrecí un estuche digno de él. Ya que evidentemente no podía llevarlo conmigo a todas partes, lo mejor sería encerrarlo en una caja de plata y guardar la llave en el llavero de cristal tallado. Así lo hice y a las pocas semanas perdí el llavero. Todas las llaves eran recuperables a excepción de la llave de la caja de plata. Fui a la repisa en la que reposaba la caja y advertí que estaba semicerrada, la abrí del todo y en su interior encontré una adelfa blanca cortada posiblemente aquel mismo día; lo deduje por su fragancia intacta. El libro no estaba, había vuelto a la tierra que le dio origen. Así fue como perdí a una amiga y un libro.Lo he explicado ya varias veces, pero hay poca gente dispuesta a creerse estas historias y yo no insisto. No todos deben saber que las adelfas, como los animales sagrados, a veces significan destrucción.

Barcelona, 30-10-1987

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La eternidad

He despertado pronunciando el nombre de José de Arimatea, el miembro del Sanedrín que no condenó a Jesús; bajó a Cristo de la cruz y lo enterró en su huerto. Aún en la cama, he acariciado tu vientre, reflejo de estrellas, y he recordado que las postreras gotas de la sangre de Cristo fueron recogidas por José en el santo graal. No me será dado rescatar el santo graal y mi postura será la del Cristo yaciente en brazos de su madre. Una pietà de piedra en una de las puertas de la catedral de Barcelona. Cruces y sangre en un paseo con ocas por el claustro, mi hígado hinchado para fabricar el mejor foie, y los adornos con cerezas y flores de las fuentes del claustro, que acogen el ou com balla,* el huevo danzando en el chorro de agua. Tú paseas a mi lado, sumida en extrañas telarañas del entendimiento. Fuiste a la consulta de una vidente joven y hermosa, astuta aunque inexperta; querías descifrar la médula de tu vida, el devenir de las horas, el rechazo de la enfermedad, la prolongación del amor, el cumplimiento de los trabajos y los días. Ella te tomó las muñecas, buscó el pulso y mirándote a los ojos, sus ojos árabes intentaron descubrir en algún resquicio de tus ojos verdes de gitana alguna fragilidad por donde penetrar en tu espíritu. Te describió un mundo hermoso, por fin cumplirías tu sueño de ir a vivir al campo; primero veía mucho papeleo, después tendrías la oportunidad de conversar mucho y bien con un hombre de piel muy blanca, casi transparente en su limpieza, y cabellos canosos.Apenas comentaste la visita a la captadora de avisos, un vago palabreo cubrió tu decir y pareció no provocarte ni gozo ni tristeza, aunque periódicamente mascullabas un insulto contra la vidente, pero sin dar explicaciones aun si las solicitaba.Sé que cada cual elige su manera de destruirse, pero no entendía muy bien el estado de inquietud en que te habías sumergido. También sé que debemos preservar de los demás -incluida la pareja- una parcela en la que zambullir el alma; así comprobé que ibas extendiendo una sutil trampa de ansiedades diversas en la que caíste, y entonces sí pregunté con cierta fingida dureza cuál había sido el auténtico mensaje de la vidente. Contestaste que era exactamente como lo habías contado, y añadiste: ya se sabe que normalmente utilizan un lenguaje simbólico, así que yo he interpretado la abundancia de papeles como diagnósticos médicos y testamentos, la ida al campo sola como el entierro en el campo santo y el hablar con el señor canoso como el hablar con Dios, en resumen la muerte, mi muerte.Sólo a un ser dotado de una hipersensibilidad casi morbosa podría habérsele ocurrido semejante traducción de metáforas, cuando en realidad la infeliz vidente sólo pretendió darle una alegría; eso de irse al campo y encontrar un alma afín es el oculto deseo de la humanidad que se afana en las grandes ciudades de la producción sin cuento. Reí a carcajadas, más por tranquilizarla que por ganas.Lo peor de la realidad es que resulta demasiado auténtica, una especie de película expresionista con una gesticulación excesiva. La realidad se empeña en demostrarnos cuanto de miserable hay en todos y cada uno de los rincones del planeta. No importa cuándo ni dónde, siempre está al acecho. La gente teme la muerte pero ignora que ésta ha sido concebida por la realidad; fue la realidad la que le otorgó el poder de convertirla en temible.Aunque somos eternos, no hay duda posible: somos eternos en la vida y en la muerte. Mientras vivimos somos eternos y cuando morimos somos eternos. Eternos huéspedes de momentos precarios, de mundos fragmentados, de ciclos infinitos; anfitriones de la ignorancia, amas de llaves de la inutilidad, cerrajeros de la estulticia. Sí, somos eternos mendicantes de la eternidad, eternos supervivientes de la eternidad, eternos parias de la eternidad, eternos vigilantes de la eternidad. Bosquejo y mural de una eternidad que se pinta a sí misma de forma inacabable. Lo que fue hermoso se vuelve horror, esperma huido.Vuelvo a sentirme Cristo herido en tus brazos, yazgo en el lecho; me sostienes y me contemplas con la mirada herida: tú eres la herida de mi cuerpo. Observo tu rostro sufriente, la belleza de tus labios: he aquí mi boca depredadora devorando orquídeas. En mis ojos -en los tuyos- el velo de la tristeza al contemplar de tan cerca la muerte. Es tu boca el agua que rodea el arrecife, hueco de fundición, palabra herida. En tu boca el llanto no estremece; tu boca y la mía, unidas en una súplica, adoran la creación.El cementerio se aleja convertido en huerto acogedor, la sangre que preservó José de Arimatea salpica mi psiquismo. Cuando ya todo parece cumplido, la parte de ti que habita en las altas estancias del odio, y no especula, ataca con la fiereza del tigre y desgarra indómita los corderos y palomas que he alojado en las profundidades del miedo. Con asombro me palpo las heridas y busco un huerto amable donde encontrar reposo.

Barcelona, 5-1-1996

*En Barcelona, en la festividad del Corpus Christi, se conserva la costumbre medieval de colocar un huevo vacío, como símbolo de la eucaristía, en las fuentes de los claustros para que baile con el chorro del agua.

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Lilium candidum

Procedo de ese lejano país en el que nada existe, pude haberte dicho, y lo hubieses entendido. Con el ramo de flores que te dieron después del concierto y que dejaste en recepción para mí, he salido a la calle y me he encontrado a la clavicembalista, le he dicho: venía pensando en que te encontraría. Ha reconocido las flores, sí, me llamó anoche para pedirme que las pasara a buscar, he dicho con mi mejor cara de esfinge, y esa escena le ha dado una dimensión clandestina y perversa a algo tan simple como fue tu pregunta telefónica de madrugada: ¿las cuidarás por mí? Sí, te dije. He ido primero al estudio que tiene mi ex marido en el barrio de la Ribera, me ha recibido con Maria Callas cantando "La vestale" (‘tu che invoco’) de Gasparo Spontini, una grabación de un concierto en Hamburgo en mayo de 1959, los alemanes aplaudiendo veinte minutos y lanzando bravos enloquecidos. La última trágica, dice siempre Hugo, y tiene razón. Hemos interpretado al piano las recientes composiciones de Hugo; es algo que nos une mucho a pesar de nuestra separación. Fui una buena pianista hace ya demasiado tiempo. Después de interpretar diversas piezas, Hugo ha puesto otra vez a Callas, esta vez en el papel de Violetta y justo en este fragmento: "È strano! è strano! / in core scolpiti ho quelgi accenti! / Sarai per mia sventura un serio amore? / Che risolvi, o turbata anima mia?"
      Alemania, la voz, los lirios blancos que me aguardaban desde la madrugada. Sabías que le iba a dar una interpretación a que dejaras el ramo de flores a mi cuidado. No una interpretación psicoanalítica porque sabes qué poco aplico mi actual profesión a mi vida cotidiana, intento no incurrir en ingenuidades de estudiante, aunque termino atrapada en cualquier trampa. La pretendida curación de las almas se nutre sin pudor de la ficción literaria y acaba cayendo en la ficción pseudocientífica.
      Un ramo compuesto principalmente por lilium candidum, o sea, por la azucena, hermosa etimología árabe. Aunque la azucena remite por su color a la castidad, su fragancia empalagosa y picante la aproxima a la tentación del deseo carnal. Cuando huelo los lirios me mancho la cara con sus descaradas anteras cargadas de un polen semejante al azafrán. Esa especia que encarna la sabiduría, según G. de Horland, muerto en 1172.
      ¿Cuántas mujeres han quemado mi imaginación en el último año? Demasiadas. ¿Serás tú otro incendio intenso y breve aunque permanente en el recuerdo? Andamos con la pituitaria al viento para detectar el olor suave y delicioso y cuando nos parece percibirlo lo enrarecemos con la pestilencia del miedo o con un arrojo inútil y dañino.
      ¿Sabes?, la azucena en el Cantar de los Cantares significa la elección de la persona amada.
      Yo tengo las palabras en ti, guárdamelas hasta que regrese del país devastado.

Barcelona 8 -9- 02

© Neus Aguado
© de la fotografía: Teresa Sanz

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neusNeus Aguado Nacida en 1955, además de crítica teatral y literaria, ha publicado ensayos de arte y de literatura contemporánea, y cuatro libros de poesía. Entre otras actividades teatrales, ha realizado el montaje Alejandra en el país de la soledad (1981), basado en Alejandra Pizarnik. Ha publicado los libros de narraciones: Juego cautivo (Laia,1986) y Paciencia y barajar (Tusquets Editores,1990). Sus cuentos han sido recopilados en diversas antologías, a destacar la edición de Clara Obligado Por favor, sea breve. Antología de relatos hiperbreves (Páginas de Espuma, 2001).

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  enero - febrero 2003  número 34 

Narrativa

Neus Aguado: Tres cuentos inéditos
Dante Bertini: Naipe quemado
Dorothy Parker: El banquete de sapos
Juan Francisco Ferré: La Edad Media

Ensayo

Alfredo Bryce Echenique por Ernesto Escobar Ulloa
El otro mensual por Francisco Javier Cubero
Hanif Kureishi y su visita a Barcelona por Sara Martín Alegre

Poesía

Ana Nuño: Barcelona, mujeres poetas (6)
Daniel Najmías: Diez desnudos (los poemas de la pierna)

Reseñas

El amante de mi madre de Urs Widmer
Hotel Iris, de Yoko Ogawa
El vuelo de la reina, de Tomás Eloy Martínez
Bisontes muertos de Luis de Ángel

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