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índex català  enero-febrero  n° 40

Más poetas de Barcelona: 6

HaslerRodolfo Häsler

Rodolfo Häsler nació en 1958 en Santiago de Cuba y desde los diez años reside en Barcelona. Tiene editados los siguientes libros: Poemas de arena (Editorial E.R., Barcelona, 1982), Tratado de licantropía (Editorial Endymión, Madrid, 1988), Elleife (premio Aula de Poesía de Barcelona 1992, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993), De la belleza del puro pensamiento (beca de la Oscar B. Cintas Foundation de Nueva York 1993, Editorial El Bardo, Barcelona, 1997), Poemas de la rue de Zurich (Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000), Paisaje, tiempo azul (Editorial Aldus, México D.F., 2001) y la plaquette Mariposa y caballo (El Toro de Barro, Cuenca, 2002).

Ha sido incluido en Anthologie de la poésie cubaine du XXè. siècle (Les Éditions Patino, París, 1997), Nueva poesía latinoamericana (Ediciones de la U.N.A.M, México D.F., 1999), Antología de la poesía cubana (Editorial
Verbum, Madrid, 2002), Poemas cubanos del siglo XX (Ediciones Hiperión, Madrid, 2002), Los poemas de la poesía (Editorial Praxis, México DF, 2003) y en Por vivir aquí. Poetas catalanes en castellano.1980 - 2003 (Bartleby
Editores, Madrid, 2003). Es traductor asimismo de la poesía completa de Novalis y codirector de la revista Poesía 080 de Barcelona.


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La infancia acaba devorada por los lobos,
la infancia final con la piel hermosísima
y sin pausa hasta el agotamiento.

La pasión arranca hacia la muerte como las
semillas íntimas de una encina sacudida.

La muerte acaba devorada por los lobos
como roja sangre, como roja lumbre sin
extinción.

(del libro Tratado de licantropía, Editorial Endymión, Madrid, 1988)

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ORFISMO

De las tinieblas de la casa inferior,
una figura llena de majestad ascenderá por un momento,
en cuerpo de diosa, acaso una heroína.
No es seguro cuál sea su destino,
presa de amor, bajo el peso de sus faltas,
en el fuego de la lira, Eurídice,
la amada de Orfeo que vive en el infierno.

Descansa la doncella elegida con los pies descalzos
y el vestido holgado cae en numerosos pliegues.
El movimiento apresurado de la cabeza
puede quizás indicar que acaba de llegarle la noticia,
en la oscuridad más completa,
de mi requerimiento.

(del libro Elleife, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993)


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Como una actinia oscura, rojo púrpura,
ni hablo mi lengua ni habito en mi país,
soy, eso sí, el heredero de una inteligente familia fenicia.
Heme aquí el fenicio del célebre poema de Eliot
para seguir siendo el ahogado para siempre.
Como se sabe, los poetas no tienen vida propia,
mueren lacerados por el agua, ciervos sin dominio,
oteando los retirados predios que les sirven de morada,
esquivos como piezas de un viejo juego de ajedrez,
sin sangre para manchar el suelo de la alcoba.
El invierno es la estación idónea
para que las mujeres me cierren definitivamente los párpados,
y la intensidad con que un día descifré largos poemas griegos
convertida ya en nieve prodigiosa,
pierde, entre tanto, todo su calor.


(del libro Elleife, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993)


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EVOCACIÓN

Coloco en la estancia un ramo de anémonas
y observo con detenimiento su lenta evolución,
uno tras otro hasta fumar mi cajetilla de cigarrillos Abdula,
hierático en la pureza de los ojos.
No sé cuánto va a durar el proceso,
dependerá del clima, del grado de humedad, prefiero creer.
El discurrir de los días como recuerdo de las anémonas
en espera de eclosión, seguidas de muerte,
atento entre sus pétalos rojos, azules y violados
mientras insisto, por delicadeza, en perder la vida,
como quería Rimbaud,
pendiente de la metamorfosis,
impasible ante el inminente cambio
no puedo imaginar otra situación en estos momentos,
si el negro espacio me sostiene
como parte del reflejo de un diamante, de la luna,
y me devuelve a mi raro receptáculo vegetal,
transitorio exilio
entre hojas verdes y ramas en flor.

(del libro Elleife, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993)


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OLOKUN

Anterior a la felicidad, antes incluso de la creación,
luchaban una contra otra el agua y la tierra
por la posesión de la ira de tu cabeza.
Cuando la blanca paz interviene para salvarte,
una cuerda de dieciséis cauris te detiene
para que no me desbordes, para que no me asaltes.
Amarrado has de vivir, dominado por tu cólera,
en el fondo del mar la luna nueva te alimenta,
de no ser así pobre de mí, pobre si de ti me olvido.
Las conchas y las piedras guardo en la húmeda oscuridad
para salvar tu condición de sirena, mitad hombre mitad pez,
para acercarte a mis ojos, para afirmar, con toda certeza,
que el peso de tus sentimientos te abruma, no te deja hablar.
Tu color es el azul ultramar, lapislázuli, el misterio,
y para poder continuar beso los dedos que te han tocado,
tres veces me inclino, y pido la bendición, para encontrarte.

(del libro De la belleza del puro pensamiento, Editorial El Bardo, Barcelona, 1997)

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(Ciclo del agua y del fuego)

El infinito contiene todas las posibilidades,
todas las promesas,
y si en el agua te sumerges no saldrás sin disolverte en parte
en una muerte simbólica.
El movimiento nunca se detiene y cada ola te colma
de energía,
incansablemente, en su eterno fallecer. Ese es mi bautismo.
El espíritu del génesis se eleva a partir de lo tangible
y no concibes la vida sin alabanza ni regeneración.

El fuego se justifica en el ardor y en la entrega
más altruista,
lengua que me agota y en su arrogancia me vuelve a mentar.
Disuelve la envoltura para unir el alma con el cuerpo
que es salamandra incombustible en su trance espiritual.
El fuego se asienta en el lugar de la definición,
el estado más sutil. Su origen es terrestre y su destino
es celestial,
y en la cúspide te nutre de sorprendente naturaleza.

(del libro Poemas de la rue de Zurich, Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000).

 

 © Rodolfo Häsler
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enero-febrero  n° 40

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