El espacio abierto de la vida
Rosa Lentini.
Hermosa nada.
Bartleby Editores,
Madrid 2019
Toda la poesía supone un reto para el lector, supone tener que sumergirse en unas palabras casi siempre cargadas de significados y sugerencias que aúnan las del poeta con las del propio lector que asume así como suyos los misterios y las claridades que la obra contiene.
Sumergirse en la poesía de Rosa Lentini supone un ejercicio de empatía y de arqueología personal ya que no solo hay que sondear la profundidad de lo que nos explica sino que nos interpela y nos abre la necesidad de contactar con aquellas zonas de la memoria que pretendemos encerrar bajo siete llaves. Aquí las llaves se van perdiendo una a una y quedamos a la merced de una poesía cuya potencia evocadora nos golpea en cada uno de los poemas.
Hermosa nada se enmarca entre dos citas de dos poetas norteamericanas que Rosa Lentini conoce bien. La que abre el libro es de Tess Gallager que dice “limpia los deshechos de lo que llamamos esperanza” y la que lo cierra de Katherine Ann Porter que dice “Nada. Nada es mío, solamente tengo nada, pero es suficiente, es hermosa y solo mía”. Entre estos dos conceptos la esperanza y la nada se construye todo el poemario.
La existencia y su precariedad, el tiempo que muestra su plasticidad a través del recuerdo, nos dice a poeta “grito sin éxito a través de la campana /de cristal del tiempo”. El tiempo es de cristal lo que nos da idea de su fragilidad por lo que recordar se convierte en un ejercicio cuidadoso para no romper ese tiempo que nos pertenece ya por vivido. También nos habla de la infancia, de la familia, de la enfermedad y la muerte que conviven en estas páginas con una autobiografía a veces dolorosa de la voz poética en la que entre la realidad y el sueño se entrelazan cuentos infantiles, lugares conocidos con gran poder evocador y también cuadros y libros.
Encontramos un constante juego entre el pasado y el presente porque no hay que olvidar que cada uno de nosotros tenemos una historia que nos condiciona y que llevamos en una mochila o en un bolso como el que en el primer poema del libro contiene las cosas con las que se quiere sobornar al diablo que no es otro que el propio tiempo o, si se quiere, la vida y que en el último poema “quiere a cambio todo el contenido del bolso/ que en un gesto mecánico vuelco entre las venas minerales/de un banco de piedra”.
La memoria es el motor del libro a partir del espacio interior donde está ese todo que no podemos asir ni repetir porque se nos escapa entre los dedos.
Termino con unos versos que nos dan la clave exacta de lo que Rosa Lentini nos ofrece: “Nada nos revisita pero algo regresa/y desgrana su sueño”.
M Cinta Montagut
©MCM para TBR 2019
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