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índex català     octubre - noviembre 2006   n° 55

JOSÉ CORREDOR-MATHEOS

Selección de poemas y nota
biobliográfica realizadas por
Jaime D. Parra

Decir zen

José Corredor-MatheosEntre los poetas de los cincuenta que tratan de ir más allá de la realidad aparente, Ángel Valente, Antonio Gamoneda, Ángel Crespo y José Corredor-Matheos, esencialmente, éste último supone un caso especial por su radio de acción y por su profundidad. Nacido en Alcázar de San Juan en 1929, pero residente en Barcelona desde 1942, donde se licenció en Derecho, pronto empezó a destacar como crítico de arte, traductor, antólogo y poeta. Como crítico de arte es autor de una cincuentena de libros, sobre arte moderno, arquitectura, diseño industrial e historia del juguete, habiendo colaborado también en distintas publicaciones y editoriales, como Espasa-Calpe -de la que fue Jefe de redacción-, y Gran Larousse Català -de la que fue Director-,   labor que le ha sido reconocida, entre otros, con la concesión del Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat de Catalunya, en 1993. Como traductor y antólogo es autor de Poesía catalana contemporánea (1983, reed.en 2001), que mereció el Premio Nacional de Traducción entre Lenguas Españolas, en 1984; sin olvidar trabajos dentro de la simbología y los aspectos de lo sagrado como El sagrat en l´art (Ed. Cruïlla, 1994). Y como poeta ha publicado una quincena de libros, entre los que cabe destacar Poema para un nuevo libro (1961, Premio Boscán), Poesía 1951-1975 (Plaza y Janés, 1981), Poesía 1970-1994 (Pamiela, 2000) El don de la ignorancia (Tusquets, 2004, Premio Nacional de Poesía,) y Deja volar la pluma sobre el paisaje -1962-2005- (El Toro de barro, 2005).
            El Corredor-Matheos poeta presenta una larga trayectoria, desde 1951, en la que mantiene dos líneas vivas, abiertas, que andan paralelas: una que continúa la tradición de occidente, de siempre, con poemas más o menos largos, modernos o clásicos, y con ciertos tintes mágicos, existenciales y metafísicos (dominante hasta 1970); y otra que toma por referente la tradición oriental (al paso que enlaza con algunos poetas   siglo XX, como Juan Ramón Jiménez), con poemas más breves, de trazos sugestivos y electrizantes, pero de fondo meditativo y enfoque "desde dentro" (dominante desde 1970), en que se nos ofrece lo más atractivo, definitivo y original de su mundo. Y es en esta segunda línea en la que basamos nuestra selección.
            La poesía oriental de Corredor-Matheos se sumerge esencialmente en el mundo del taoísmo y del budismo zen, eliminando lo narrativo y buscando el "tuétano", el hueso esencial, como decía Dôgen, avanzando   y afirmando con la negación: "No, no es la belleza / lo que buscas (...) / Tú ansías ver el hueco / en donde había algo", "Piensa en que ya no estás / y borra toda huella / de tus pasos". Se trata, por ello, de una poesía de la síntesis, de la desnudez, del desasimiento, de la serenidad, que se centra en la iluminación del instante, con el método de las preguntas con o sin respuestas, con la evocación del vacío, que se expresa en grandes paradojas, como tantas veces ocurre en Carta a Li Po (1975); de una poesía de la transformación, del no-ego, como la de Y tu poema empieza (1987): "Y tú ¿no siendo nadie / qué eres tú?"; de una poesía que se sirve de las inversiones al modo mahayánico ( parávritti : "volver tras", "dar vueltas") : "Llovía, y de pronto ha dejado de llover. / Escribía, y de pronto he dejado de escribir."; y que enlaza con la tradición de los grandes maestros de los haikus (poetas haijin ), con las pinturas zen de paisajes   ( sansui-ga, que creaban la posibilidad de "contacto" o advocación espiritual), con los "paisajes secos"o   "jardines de arena" ( kare sansui) del templo Ryôanji   de Kyoto, como es frecuente en   Jardín de arena (1994) y El don de la ignorancia (2004), buscando algún camino de meditación: "Jardín de arena / contempla los dibujos / tras la tormenta". Del hueso y el hueco. Decir zen. Decir zazen . Como quería Dôgen.

POEMAS ESCOGIDOS

De Ocasión donde amarte (1951-1953):

El reloj no es un arco. Ni un silbo.
Ni una flor. Ni un rosario.
Sobre las olas vuela.
Pasa otra vez. Y luego todavía.
Siempre. Siempre volando.
El reloj no es un árbol.
Ni un ave. Ni un hermano.
Mirad vuestras muñecas. Alas. Pasos.
Sobre las olas vuela
este mismo reloj.
Siempre. Siempre volando.

De Ahora mismo (1953)

Los pájaros ya vuelven
con la ceniza en las alas,
pero el aire te oculta,
sin abrazos ni cárceles.
Te endureces de pronto
como una torre sola
en la quietud del campo.
Y escuchas en silencio
una voz sin sonido
que rueda por la arena,
como señal o nombre
o puñado de sombras
donde se acabe el tiempo.

De Poema para un nuevo libro (1960-61)

Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas
para morir ahora.

*****

Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.

*****

Esta noche, velemos.
Realidad o sueño,
todo vale, esta noche.
La mano está segura.
El alma tiembla.

******

Meditemos ahora
en torno a este silencio:
nuestra callada patria.

*****
Amigos:
esta vida
nos oculta algo.

De Libro provisional (1961-64):

Algo no se resigna
a morir como todo.
Ahora estás a mi lado.
Contemplas: ¿qué contemplas?
Algo no se resigna
a vivir como todo.

De Pequeña anábasis (1962-1964):

MONTSERRAT

Con esta paz
¿se olvida lo que importa?
Se oye crecer la hierba,
si se afina el oído.
Algo, acaso olvidado,
vuelve a crecer también
y a echar raíces.
Sólo una voz se oye.
Todo olvida su nombre.
Un árbol habla.

*****

Cuando encuentre el silencio
y la palabra
callaré para siempre.
(Quizás entonces hable
lo que hoy calla)
He de callar,
si encuentro una palabra
que baste no decir.

*****

Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.

De La patria que buscábamos (1965-1971):

Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto,
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido, todo,
si lo encuentro.

*****

Yo me vuelvo a mi verso
Y dejo este triste
campo sin nada, yermo,
las espigas sin grano,
estos ríos sin agua,
palabras sin sentido.
Vuelvo al trabajo solo
del huerto solitario
poblado de cizaña,
con los dos pies   hundidos
y las manos vacías.

*****
Pasan trigos;
luego un hombre.
¿Hacia dónde?

De Carta a Li Po   (1970-1975):

Nada que yo toque
que no se vuelva nada.
No hay tiempo por delante
que no esté a mis espaldas.
Nada remoto o próximo
que esté en alguna parte.
Mas, a pesar de todo,
yo sonrío y escribo
diciéndome: es inútil
diciéndome: es inútil.

*****

Hay que esperar ahora
a que todo se pierda.
A que la misma espera
sea un nombre vacío.
A no esperar ya nunca
esperar algún día.

*****

Vacío, el universo.
No hay soles, ni planetas,
ni arroyos, ni montañas.
No estás tú, no, ni nadie.
Sólo una luz perdida
que va hiriendo la noche.
Un pensamiento solo
que corre hacia la muerte.

*****

En los tiempos antiguos
los pintores crearon
otra naturaleza
no vista aún por nadie.
La primavera crece
en medio del invierno.
Tú creas, sonriendo
la bella obra inútil.

*****

No hay ninguna razón
para estar triste.
No hay ninguna razón
para estar triste,
ni para estar alegre.
No hay razón para nada.
Y sé feliz así.

*****

Respiro hondo el polvo
de todos los caminos.
Veo cómo los árboles
se vuelven humo, nada.
Cómo la luz del sol
es carbón y ceniza.
El templo se derrumba.
Para qué hacer preguntas.

*****

Algo ha rozado ahora
sin querer, una rama.
Algo pasa, dejando
jirones de su cuerpo.
Mi carne, en el espino
brilla opaca en la noche.

*****

Si tuviera una barca,
la dejaba en el puerto
y me iba yo solo
mar adentro,
sin barca ni timón,
a la deriva.

*****

Sé que es una montaña
porque vuela,
porque nunca está quieta,
indecisa
entre el cielo y la tierra.
Sé que es una montaña
porque no necesita
saber que estoy aquí,
clavado, contemplándola.

*****

Mi cuerpo es ese árbol,
una montaña y el río.
Nadie, nadie lo sabe,
Sólo yo, que lo olvido.

De Y tu poema empieza (1976-1987):

Si fuera este poema
el último que hicieses
¿tendría más valor
que otro cualquiera?
Todo poema es único
y tu muerte lo escucha
con el mismo deleite,
con igual impaciencia.


*****
Si no mato este insecto
viviré eternamente.
Si no mato este insecto
y lo dejo partir
a ningún sitio
viviré eternamente
en su ignorancia,
viviré eternamente.

*****
La rosa del desierto
es piedra detenida
en el límite justo
sin aroma ni tiempo,
sólo pura fragancia
que estalla en mil pedazos
al mirarla.

*****
El mar:
mientras lo miras
se evapora.

*****
Ilusión de ser hombre,
playa desierta, nube.
No sé por cuánto tiempo
este poema
temblará entre tus manos
si es tan sólo rumor
entre las hojas.

*****                    

A modo de epitafio.

Aquí no yace nadie.
Seguid vuestro camino
hacia la nada
y borrad este nombre
en la memoria.

*****
Ya no sientes deseos
de escribir más poemas,
y pides a las cosas
que lo hagan por ti,
y quedas escuchándolas
en paz toda la noche.

De Jardín de arena (1987-1994):

Por qué brillará todo
como por vez primera,
sintiendo que la luz
consume lo que fueron
pensamientos,
seca la gota única del mar,
funde las rocas que se erguían
delante de tus ojos
que contemplan
el esplendor del mundo
cuando tú ya no estás.

*****

Ves el mar
A lo lejos.
Infinito consuelo
de saber
que algún día
has de ser
en sus aguas
solo una ola
rota.

*****  

A José María Balcells


Si lloviera estoy seguro que escribiría un poema.
¿Lloverá si empiezo a escribir?
Qué gran silencio ¿Qué es lo que todo parece esperar?
¿Qué será el poema?

*****

Llovía, y de pronto ha dejado de llover.
Escribía, y de pronto he dejado de escribir.

*****

Jardín de arena:
contempla los dibujos
tras la tormenta.

*****    

Jardín de arena.
Con las últimas lluvias,
flores de piedra.

*****

A Shichiro Enjoji

Que escriba sola.
Deja volar la pluma
en el paisaje.

*****

No te preguntes
quién eres tú en verdad
si en verdad eresTú.

*****

Un paraguas.
Y un hombre
debajo
del paraguas.
Algo advierte
que hay más:
tus dos ojos, abiertos,
lavados por la lluvia

De El don de la ingnorancia (2004)

¿Qué   músicas son éstas
que hieren mis oídos
como hojas de otoño?
¿Quién es el que me dicta
lo que escribo
y me hace vivir
con la clara conciencia
de la muerte?

*****

Dejar tan sólo el hueso,
hasta que brille
como puñal o luz
que ilumine la noche
a mediodía.
Cortar de mí el tronco,
luego cortar las ramas.
Del mar, cortar las manos:
que no pueda apretar
con fuerza la garganta.
De la vida, cortar
lo que más duele:
los días y las noches.
De la muerte, cortar
el esfuerzo incansable
con que incita
a vivir para siempre.

*****

Sosegar el espíritu
entre el pavor y el gozo
de vivir.
Y que el mismo sosiego
sea el signo gozoso
de que el pavor empieza.

*****

Luz a lo lejos.
infinita nostalgia
no sé de qué.

*****

Todo lo veo en actitud
de espera.
¿Por qué esa mansedumbre
de las cosas
la manera que tienen
de parecer que esperan?
Recógete en silencio
Aunque todo se agite
en torno a ti,
igual que si esperaras.

*****

¿Dónde se oculta el sol?
¿Quién está amenazando
con su espada
lo que aún tiene vida
por morir?
¿Qué nueva luz alumbra
el horizonte?
¿Qué nueva soledad
nos ha cubierto
con su manto de hierro?
Nos queda por romper
una única rosa
de cristal.
Una única rosa.

*****

Solo el verso se escribe.
Leído o escuchado,
este poema
¿cobra el mismo sentido
que el volar de una hoja
o el pasar de una nube?
Feliz este momento
en que   las cosas
despiertan algo en mí
que no soy yo.
 

© José Corredor-Matheos
nota © Jaime D. Parra 2006

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