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image“Somos poca cosa sin memoria”

ENTREVISTA A
CARMEN BORJA

 

 

Conversamos con Carmen Borja con ocasión de la publicación de su último poemario Mañana

 

por María Cinta Montagut

 

TBR: Carmen, acabas de publicar Mañana, que es tu séptimo poemario. ¿Nos puedes explicar tu trayectoria desde Con la boca abierta hasta este último título? ¿Ha cambiado en algo tu concepción de la poesía desde tu primer título hasta este último?

CB: Los dos primeros libros forman parte de mi prehistoria literaria. Fueron escritos y publicados cuando era muy joven y de ellos salvo unos cuantos poemas interesantes. Sirven para ver mis inicios, incluso pueden señalarse algunos rasgos que continúan en los siguientes. Pero en 1980 decidí hacer un parón voluntario muy importante personal y literariamente. Entonces era una joven licenciada en filología que se dedicó a leer con mucha intensidad, a viajar y a procurarme la formación que la universidad no daba, a encontrar en definitiva mi propio camino, sin ocuparme de modas ni etiquetas. Y ese enfoque exigente y de entrega poética absoluta se da a partir de Libro de Ainakls (1988). Ahí trato de crear un mito propio, en una atmósfera mítica, épica, simbólica, onírica y emocional. Es un texto en apariencia transparente pero de gran complejidad interna. Y es el punto de partida de una manera de ver mis libros como poemas largos, unitarios, un todo muy distante de las recopilaciones de poemas al uso. Un mundo entero en cada libro. Eso se mantiene en los posteriores, porque con Libro de la Torre (2000) y Libro del retorno (2007) se completa una trilogía que me ha llevado casi veinte años. En este sentido no puede decirse que sea rápida escribiendo... Y Mañana (2011) continúa en esencia la misma línea.

 

TBR: En tu obra encontramos siempre un deseo de conocimiento y una indagación en torno a los límites de la poesía, cosa que se refleja de manera muy clara en este último poemario. ¿Qué buscas a través de la poesía?

CB: Es una pregunta de difícil respuesta. Hay una búsqueda de sentido, de crear un tiempo propio, de que la poesía pueda funcionar como sortilegio, de integrar lo visionario, lo onírico, lo enigmático, de decir la belleza y cristalizar el misterio, una forma de orar y una forma de amor, como digo en alguno de mis versos, quizá la redención. Como ves, quizá es pedir demasiado. En todo caso es mi vía, la de lo profundamente humano.

 

TBR: Otra de las constantes que se aprecia en tus libros es la reflexión metafísica. ¿Crees que toda poesía ha de ser necesariamente reflexión?

CB: El campo específico de la reflexión es la filosofía, pero por fortuna en todos los demás también puede y quizá ha de estar presente. Y la metafísica es una parte de la filosofía, como todos sabemos. Me parece una habilidad importantísima, que nos ha permitido ser lo que somos y llegar hasta aquí. Pero la poesía tiene medios y registros muy amplios, mucho más amplios que los de la reflexión –sea física o metafísica–, y además no tiene que convencer a nadie de tener razón. Puede adentrarse en territorios evanescentes, puede llegar a aquella tiniebla de la alusión o la paradoja, puede evocar el misterio, la iluminación, el extrañamiento, el amor, la des/esperanza, todo lo que nos hace humanos. La poesía que me interesa, aporta y conmueve, lo hace desde una esencialidad y una autenticidad enraizadas en la manera singular que cada poeta tenga de expresar sentimientos universales.

 

TBR: En el Libro de Ainakls partes de unos referentes clásicos. ¿De dónde partes en Mañana?

CB: Los clásicos griegos y algunos latinos han sido muy importantes para mí, pero el abanico de referencias es muy extenso y variado. Durante años, literatura aparte, me he interesado por la mitología, los libros sagrados de diferentes religiones, la filosofía, pero también por la literatura de divulgación científica y últimamente se han incorporado aspectos de las nuevas tecnologías. Doy margen a la intuición, a que unos autores lleven a otros, a que los temas se enlacen. A ello hay que sumar las experiencias, decisiones y vivencias de la vida personal, de la biografía de cada uno. Y yo funciono bastante por acumulación. En un momento determinado, un desencadenante pone en marcha el proceso expresivo externo. Pero tan importante como esta parte que emerge, es la que va produciéndose a lo largo de una serie de tiempo, la que permanece latente.

 

TBR: El Libro de la Torre es una elegía moderna, un libro dedicado a la memoria. ¿Crees que la memoria es importante en el proceso poético? ¿Hay memoria en Mañana?

CB: Somos poca cosa sin memoria, aunque ello no nos salve de ser poca cosa también con ella... La experiencia de la muerte de un ser muy querido es brutal. En pleno proceso de dolor, hay mudez, al menos en mi caso. Mucho después llega el balbuceo, la articulación. Y, si hay suerte y se apuesta por la vida, se puede transformar todo ello en canto. Para lograrlo se necesita la memoria, aunque sea la de la ausencia, la del vacío de lo inalcanzable, la de lo perdido. Y todo ello procurando que lo emocional no desborde un cierto cauce. Pero es evidente que la memoria del dolor está presente en mi obra, antes, durante y después de Libro de la Torre.

 

TBR: El primer poema de Mañana surge de la contemplación de un cuadro de Caspar David Friedrich. ¿Cómo lo justificas?

CB: Ocurrió en realidad. Estaba de visita en el Museo Thyssen de Madrid, junto a José Corredor-Matheos y Neus Aguado, hace ya unos años. El impacto que me causó el cuadro –Mañana de Pascua-, fue una de las experiencias estéticas más intensas de mi vida. Conocía otras obras de Friedrich, es un pintor que siempre me ha interesado, me remueve cosas muy profundas. Pero esta vez sentí que entraba literalmente en el cuadro. Y algo así no puede dejarse escapar, no puedes hacer como si no hubiera ocurrido.

 

TBR: “Un poeta es eso y lo sabe. /  La obra va escribiéndose a sí misma”. ¿Crees entonces que el poeta no es más que un instrumento a través del cual se manifiesta aquello que no se puede o no se sabe decir? También dices que “un poeta no es nadie”. Háblanos de esto.

CB: Habría que citar primero los versos anteriores, porque si no se pierden matices importantes. “Como quien huye./ Entro en Mañana de Pascua, la luna en lo alto./ Voy con esas figuras, mujeres que caminan./ Un poeta es eso y lo sabe./ La obra va escribiéndose a sí misma./ Respira, latente.” En primer lugar, la fuga, la huida, el exilio. Un sentimiento que ha marcado mi poesía casi desde el principio y que ha formado parte de mí desde siempre. Entrar en ese cuadro, en esa atmósfera de primera hora, cuando la luna todavía está en lo alto, caminar al lado de esas figuras... Un poeta sabe que ése es su cometido, alguien que acompaña y deja que la vida fluya y la obra se complete. Y al mismo tiempo, alguien que se disipa en este mismo cometido, que no tiene respuestas y ha de hacer un acto de fe en la belleza y dejarse morir.

 

TBR: En Mañana se dibuja un mundo contemporáneo sombrío, cruel, y dices: “nuestra especie ha de elegir de nuevo” y también “quizá la historia se repita / y de nuevo preparen alambradas”. ¿Crees que la poesía puede ser un toque de atención para que los lectores reflexionen?

CB: ¿Por qué no? Pero siempre teniendo presente que no es su única función y a veces tampoco la más importante. También es ritmo, color, entraña, emoción, sugerencia, roce. Un arte que fusiona muchos aspectos.

 

TBR: En el Libro de Ainakls ya hablabas de los peligros que acechan al planeta y en Mañana insistes en el mismo tema. Explícanos esta continuidad.

CB: Allí planteaba el relato de un viaje de una noche, hasta el amanecer. Un viaje iniciático, simbólico, con toques épicos, a través de una tierra estéril, y que acaba con un mundo viejo “resignado a morir de luz y frío”. No deja de ser un futuro posible, incluso pensando en términos cosmológicos. A efectos más prosaicos y cercanos, estamos convirtiendo el planeta en un gran basurero. Personalmente me parece más interesante considerar que es un gran cementerio y, al tiempo, un gran crisol de vida. Lo del basurero es muy poco inteligente. Como planeta vivo que de alguna manera nos deja ser sus huéspedes, no nos comportamos como deberíamos.

 

TBR: En muchos poemas aparece un “tú”. ¿Te diriges a alguien o utilizas el pronombre como espejo?

CB: Depende, hay de todo. En general utilizo los dos. En Libro de Ainakls se mezclan ambos usos y en mayor cantidad, con diferentes niveles de significado. En otros casos de manera más esporádica.

 

TBR: Sigues utilizando la interrogación retórica como recurso estilístico. Háblanos de esta presencia poderosa de la interrogación.

CB: Efectivamente, suelo utilizarla algunas veces. Como señala la retórica, no se espera respuesta. Creo que es así hasta cierto punto. A veces tiene una función puramente enfática, pero en la mayor parte de las ocasiones es una forma de diálogo, un diálogo desdoblado, con uno mismo, con otras voces, con vivos o con muertos, hasta con presencias de la naturaleza.

 

TBR: “Saber elegir lo que te elige, / construir una vida con pocos deseos, / reconocerte”. En estos versos planteas la necesidad de la sencillez ¿en la vida o en la poesía?

CB: En ambos. En mi caso, no puedo desligarlos. Además la necesidad de sencillez se va afirmando –y afinando– con los años.

 

TBR: Mañana es un grito de atención y una toma de posición ética frente a la vida y la escritura. ¿Crees que es así?

CB: Sí, por supuesto. Y algunas cosas más que espero sientan y compartan conmigo los lectores. Porque, en definitiva, ellos pueden convertir en diálogo, aunque sea a través del tiempo, lo que si no sería un monólogo silenciado.

 

 


© TBR 2011


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