Lola Robles
Un mundo por delante de su lastre: escritoras españolas de ciencia ficción
Abril 2017
A finales de los años 80 del siglo pasado, yo estaba terminando Filología Hispánica y colaboraba en la Biblioteca de Mujeres de Madrid 1. Allí comencé a reunir una Bibliografía de obras publicadas en castellano tanto de escritoras españolas como extranjeras y al tiempo aproveché para hacer un trabajo en la Universidad, en Teoría de la Literatura, centrándolo en las autoras españolas y latinoamericanas de CF. Ese fue el origen de mi afición lectora y de mi interés por investigar la obra de las escritoras de este género. Leí a las más importantes en lengua inglesa: Mary Shelley, Ursula K. Le Guin, James Tiptree Jr.-Alice Sheldon, Octavia Butler, Joanna Russ, Marion Zimmer Bradley, Lois McMaster Bujold, Suzette Haden Elgin, Charlotte Perkins Gilman, Anna Kavan, Nancy Kress, Anne McCaffrey, Vonda McIntyre, C.L. Moore, Sheri S. Tepper, Lisa Tuttle, Joan D. Vinge, Connie Willis, Chelsea Quinn Yarbro y Jane Yolen.
Pronto me pareció más necesario localizar y difundir la obra de autoras que escribían en castellano y eran menos conocidas que las anglosajonas, incluso en nuestro propio país. Solo destacaban ya entonces la argentina Angélica Gorodischer y la cubana Daína Chaviano. Dos grandes creadoras cuyas obras desde luego recomiendo, ya convertidas en clásicas del género.
Resulta curioso que no se haya indagado en la obra literaria de autoras ilustres del siglo XIX y principios del XX para encontrar en sus obras textos más o menos cercanos a la ciencia ficción, lo que sí se ha hecho con escritores varones como Clarín, Ramón Gómez de la Serna, Miguel de Unamuno o Pedro Salinas, entre otros. Una de las grandes excepciones es el investigador Mariano Martín Rodríguez, quien me proporcionó los datos sobre creadoras españolas que abordaron antes de la Guerra Civil la «ficción científica» que se cultivaba en nuestro país con una fuerte carga ideológica, frecuentemente utópica.
Si nos retrotraemos al XIX, podemos buscar textos de «proto ciencia ficción» dentro de la extensísima obra de doña Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851 – Madrid, 1921), con algunos cuentos como «La cabeza a componer» (1894), «Los cinco sentidos»(1909) y «En las cavernas» (1912) o su primera novela Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina (1879). Ha de tenerse en cuenta que se trata de narraciones donde aparece la ciencia, los avances tecnológicos y la especulación característica del género de ciencia ficción pero de una manera muy sencilla, porque no se puede olvidar que para las mujeres estos dominios han sido cultural y personalmente mucho más lejanos que para los autores varones. Sin embargo se trata de intentos muy valiosos desde la historia de la literatura.
Así pude conocer también a Ángeles Vicente (Murcia, 1878 - ¿?) y su «Cuento absurdo» (1908), una narración donde se mezcla la distopía y la utopía: ideal para coleccionistas de curiosidades. Después tenemos a Matilde de la Torre (Cabezón de la Sal, Cantabria, 1884 – México, 1946), que en 1931 publicó la novela El banquete de Saturno, otro intento de utopía.
Esta primera ciencia ficción española, o más bien ficción científica o prospectiva, donde se plasmaban los ideales de futuro en los que se creía, llegó sobre todo hasta la Guerra Civil. En la segunda mitad de siglo se convertirá en un género diferente, con una influencia mucho mayor de la literatura de CF estadounidense, la de las revistas pulp y antologías, de aventuras espaciales, acción y entretenimiento, lo cual por supuesto no quiere decir que no haya habido espléndidas obras con especulaciones científicas, tecnológicas o ideológicas de gran interés. Pero la tradición europea autóctona, donde estaba enraizada la española, no pudo sino verse afectada por el horror de las guerras que sacudieron el continente y llevaron a la literatura hacia temáticas más existencialistas, sociales y en todo caso realistas y menos utópicas. No obstante, la tradición propia no se perdió. Desde hace dos años, la investigadora y profesora de universidad Teresa López Pellisa, la escritora Sofía Rhei y yo iniciamos un proyecto para la publicación de una antología histórica de escritoras españolas de ciencia ficción (esperamos que vea la luz en 2018). Gracias a este trabajo y concretamente a la labor de Teresa López Pellisa, puedo añadir aquí dos nombres más: el de María Laffitte, Condesa de Campo Alange (Sevilla, 1902 – Madrid, 1986), escritora feminista que nos dejó importantes ensayos sobre las mujeres, en especial las españolas, cultivó asimismo el género autobiográfico y tiene además una única obra narrativa, La flecha y la esponja (1959) dentro de la cual podemos encontrar algunos relatos próximos a lo fantástico y uno que se acerca a la ciencia ficción: Electroamor. Algunos años después de María Laffitte nace Mercedes Salisachs (Barcelona 1916-2014), escritora con un amplio corpus narrativo, en el cual hay alguna pieza que se puede considerar de CF: es el caso de «La ciudad de los microbios» (que apareció por primera vez en 1948 en el libro Foehn, publicado bajo el seudónimo A. Dan, y fue reeditado con cambios importantes en 1957, ya con la firma de la propia autora y con el título Adán-helicóptero: estampas casi históricas): leyendo los títulos que le puso Salisachs a su libro quizá podemos sospechar que vamos a encontrar algo entre experimental y muy extraño, y será verdad. Habría que continuar investigando en la obra de las escritoras españolas que publicaron durante el franquismo, en busca de textos que no han sido considerados como ciencia ficción, pero pueden tener muchos elementos del género. Se trataría de una vertiente «culta» de la CF, que curiosamente habría sido menos visible que la popular, de la que voy a hablar ahora.
Y es que en la segunda mitad de siglo XX, la ciencia ficción que encontramos en España está escrita mayoritariamente por varones, que son los que publican novelas y libros individuales. Influida por la CF estadounidense, será una narrativa popular que pasará a ser situada en los márgenes de la literatura. Las escritoras nos ofrecerán fundamentalmente cuentos, en ocasiones solo uno o dos, para luego desaparecer sin dejar rastro. De nuevo hay excepciones. En 1960 aparece la novela El fin, de María Victoria Rodoreda Sayol (Berga, Barcelona; 1931─ 2010), que con hasta doce seudónimos masculinos y anglosajones ha sido la escritora más prolífica del género, con 101 títulos. Eran narraciones editadas en formas de «bolsilibros» o «novelas de a duro», literatura barata, de entretenimiento. Junto a ella hubo otras cuatro autoras de este tipo de libros, pero que escribieron con mucha menos producción.
Entre las creaciones efímeras que he mencionado, de autoras que publicaron solo algunos relatos, las hay de calidad, como las escritas por un dúo muy poco habitual, madre e hijo: se trata de María Guera y Arturo Mengotti, que, entre 1968 y 1971, publicaron en la revista Nueva Dimensión ocho cuentos híbridos entre la ciencia ficción y el terror. De hecho, la revista les dedicó un número especial, el Extra 5. La historia personal de ambos es una auténtica novela, que he ido reconstruyendo a lo largo de los años. Puede leerse en esta entrada de mi blog, en la que además hay un enlace a sus cuentos, que he publicado con el permiso de la nieta e hija de ambos. Son relatos con atmósferas densas y extrañas, y un estilo algo barroco y muy sensorial. Es una lástima que no continuaran escribiendo.
Hasta los años 80 no empiezan a aparecer escritoras cuya obra tiene la suficiente calidad y continuidad. Voy a referirme primero a Blanca Mart (que también ha publicado como Blanca Martínez), nacida en Cataluña pero que ha residido muchos años en México y ahora vive de nuevo aquí. Uno de sus relatos más conocidos, «La crisálida» apareció en 1981 en Nueva Dimensión. Después marchará a México y ya allí, a partir de 1995, reanudará sus publicaciones. Entre ellas destacan dos libros de relatos: Cuentos del Archivo Hurus (1998) y Archivo Hurus II (2002). Asimismo en México se editan las novelas La era de los clones (1998) y La soledad de la meiga (2004). Debido a esa larga estancia en el país americano, su obra ha sido menos conocida en España hasta hace poco. De retorno aquí, ha intensificado su producción, que tiene mucho de space-opera y en ocasiones de fantasía. Destacan en ella los personajes femeninos, muy activos y que no rehúyen ni la lucha guerrera ni la pasión por los libros; tampoco quiero olvidarme de sus brujas, no maléficas sino sanadoras, aunque temidas y marginadas por la sociedad a causa de sus capacidades. A la sombra del linaje (2010) incluye por ejemplo tres narraciones de fantasía épica situadas en una Iberia con mucho de mítica; Els fills de l’atzar (2012) es una versión ampliada y en catalán de La era de los clones y de hecho volverá a ser publicada en castellano con el título A la sombra de Mercurio (2014). Esta obra con tres títulos diferentes reúne historias vinculadas temáticamente entre sí y protagonizadas por el piloto espacial Al Braker y la experta en lucha antigua y exploradora Whissita Reed, personajes que ya han aparecido en los Archivos Hurus y que de nuevo encontraremos en Puerto Pirata (2015). Todos los libros de cuentos de Mart son muy recomendables para quienes gusten de una ciencia ficción entretenida, con toques de comedia y no exenta de preocupaciones sociales. Y también merece la pena la lectura de sus últimas novelas, El manuscrito florentino (2009, en colaboración con Aldo Alba), que versa sobre el tema del viaje en el tiempo y El espacio aural (2012), una obra de gran imaginación, igual que un relato al que tengo especial cariño «Acercamiento robótico», pequeña joya seleccionada para la antología Visiones 2016, publicada por la AEFCFT.
Por supuesto en esos años ya tenemos a Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957) que también publicó sus primeros relatos en 1981. Estas narraciones se reunirán en Sagrada (1989), donde ya es patente su interés por profundizar en la psicología de los personajes y en sus relaciones. Ya a partir de ese libro se va a convertir en la escritora española de CF más conocida y reconocida a nivel nacional e internacional; continuará con la ciencia ficción en El mundo de Yarek (1994), que según el crítico Fernando Ángel Moreno es una de las mejores obras del género en España y en Consecuencias naturales (1994) nos ofrecerá una muy divertida parodia sobre los géneros sexuales. Más recientemente ha aparecido la recopilación de narraciones Futuros peligrosos (2008). Barceló ha diversificado mucho su obra, con narrativa juvenil, policíaca, realista, de terror y fantástica, en este último caso no quiero dejar de nombrar una breve novela que me parece de las mejores que he leído nunca: El secreto del orfebre (2003).
Mención aparte merecen las autoras en catalán, porque en su lengua hay una tradición propia más emparentada con la literatura europea y general que con la CF estadounidense. Voy a destacar en primer lugar a Rosa Fabregat (Cervera, Lleida, 1933), farmacéutica y poeta, con una trilogía muy interesante sobre la reproducción artificial, la clonación, la maternidad y sus implicaciones éticas y religiosas: Embrió humà ultracongelat num.F-77 (1984), Pel camí de l’arbre de la vida (1985) y Francina i la providencia (1995), todas ellas recogidas posteriormente en el tríptico La dama del glaç (1997).
Resulta imprescindible nombrar también a Montserrat Galícia i Gorritz (Cornellá de Llobregat, Barcelona, 1947), autora de una extensa serie de novelas de ciencia ficción para público infantil y juvenil, aunque alguna de ellas se dirige también a adultos, como El vent entre els saguaros (2014).
Esos últimos veinte años del siglo XX fueron un umbral de entrada para una presencia mucho más notable y numerosa de autoras de ciencia ficción ya desde principios del siglo XXI. Voy a hablar de sus novelas o libros de relatos (siempre de ciencia ficción como he hecho hasta ahora) 2, aunque todas cuentan además con un buen número de narraciones aparecidas en antologías colectivas, revistas y sitios web.
Ya en 1999 yo misma, Lola Robles (Madrid, 1963), publiqué mi primera novela. Se trata de La rosa de las nieblas, una historia de space-opera con elementos de fantasía épica y donde se intenta subvertir los estereotipos del género. Flores de Metal (2008) no es exactamente una continuación sino un relato paralelo al anterior, que sucede en otro lugar de la galaxia, y en el que se recuperan los viejos libros de piratas, aunque se trata también de una historia ciberpunk y de narrativa negra en una ciudad, Farewell, dominada por la mafia jakuzai. En 2005 se editará El informe Monteverde, novela corta que nos cuenta el viaje de una lingüista terrestre al lejano planeta, Aanuk, donde conviven dos razas cuyos idiomas la protagonista quiere estudiar, sobre todo el de los fihdia, cavernícolas ciegos. En 2013 aparece el libro de cuentos Historias del Crazy Bar y otros relatos de lo imposible, escrito en colaboración con María Concepción Regueiro Digón: son narraciones de CF cuyas protagonistas tienen en común además el mantener relaciones amorosas con otras mujeres. Mi última obra de ficción es Yabarí (2017), que nos habla sobre ecología, colonialismo y explotación de unos mundos sobre otros.
Nacida en Lugo en 1968, Mª Concepción Regueiro Digón, además de escribir a dúo el ya citado Historias del Crazy Bar, tiene publicadas dos novelas de ciencia ficción, Reclutas de guerras invisibles (2006) y La moderna Atenea (2008), y un libro de narraciones, La estirpe de Tordón (2005). En gallego, firmados como Conchi Regueiro, ha escrito asimismo un buen número de libros de literatura no realista para público infantil y juvenil, y también una novela para adultos, Tempos agradables (2002). La originalidad de su obra radica en que combina la ciencia ficción más clásica de raíz anglosajona con una temática social centrada en la España de finales del XIX y principios del XX, lo que vincularía su narrativa a la tradición autóctona de literatura prospectiva de la que he hablado antes. Su conocimiento de esa época es notable y resulta poco habitual encontrarlo en la literatura no realista. Tiene un estilo muy personal y un gran talento para inventar nóvums de CF. Tanto Regueiro como Robles son escritoras con una clara perspectiva feminista y atentas a cuestionar y subvertir los estereotipos de género más conservadores, que con demasiada frecuencia se han mantenido casi intactos en este tipo de literatura.
A partir de entonces y durante estos diecisiete años del siglo XXI el cambio ha sido más que evidente. Ese cambio no se debe solo a la mayor presencia de autoras si no a la aparición de investigadoras y críticas sobre ciencia ficción (como Sara Martín Alegre, Teresa López Pellisa o yo misma), editoras (Marian Womack en Nevsky, Carmen Cabello en Kelonia, Cristina Macía en Palabaristas, Carmen Moreno en Cazador de ratas, y también editores como Israel Alonso, que en su recién iniciada editorial Cerbero ha empezado eligiendo un buen número de creadoras), directoras de revistas (Cristina Jurado en SuperSonic), administradoras de páginas web (Pily B. con NGC3660), lo cual ha contribuido decisivamente a dar visibilidad y difundir a escritoras y obras.
Por añadidura ha habido proyectos como las antologías de escritoras de CF en español Alucinadas, que nació por iniciativa de Cristina Macía, Cristina Jurado y Leticia Lara Palomino, ya ha tenido dos ediciones y próximamente sacará la tercera. Alucinadas ha servido para dar a conocer mejor a autoras tanto veteranas como más noveles. También está el proyecto «Adopta una autora», promovido por Carbaes, por el cual una persona, se compromete a ocuparse de la difusión de la obra de una escritora concreta. O el grupo de Goodreads #LeoAutorasFantásticas, iniciado por Felicidad Martínez.
Hay que destacar igualmente los blogs especializados como La Nave Invisible, que lleva un grupo de aficionadas/os y que está ofreciendo una muy buena información sobre las escritoras no realistas más importantes, tanto españolas como extranjeras, con su bibliografía actualizada y reseñas de algunas de sus obras. O como el mío propio, Fantástikas, que he intentado que sea ante todo un archivo de datos sobre escritoras.
Voy a hablar ahora de las autoras que han publicado ya en nuestro siglo, a las cuales ordenaré según su década de nacimiento.
En los años 50 ya teníamos a Elia Barceló, que empezó a ser editada en el siglo pasado. Rosa Montero (Madrid, 1951), nos ofreció en 1990 Temblor, una magnífica novela de fantasía donde se evidencia el ímpetu creador de la juventud y un estilo muy cuidado; la seguiría Historia del rey transparente (2005), fantasía también. Pero Montero ha publicado después dos obras de ciencia ficción, Lágrimas en la lluvia (2011) y El peso del corazón (2015), protagonizadas por la detective replicante Bruna Husky, ambientadas en un futuro distópico que recuerda mucho al de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y por otra parte también a nuestra sociedad actual con todos sus problemas. Asimismo podemos encontrar a escritoras de literatura general que ocasionalmente han incursionado en lo prospectivo, es el caso de Milagros Frías (Jerez de los Caballeros, 1955), con La alambrada de Levi (2006), una excelente novela con una notable carga simbólica. Y por último, Carme Torras (Barcelona, 1957), dentro de la tradición catalana a la que me he referido antes, cuya novela La mutació sentimental (2008), es una historia protagonizada por una muchachita que vive en un futuro muy tecnificado en el que los robot son asistentes particulares de los humanos y estos ya no saben manejar bien los sentimientos ni los vínculos interpersonales. Torras tiene una sólida formación científica, algo que vamos a encontrar cada vez con más frecuencia.
Por ejemplo, y entrando ya en la década de los 60, Nieves Delgado (Ferrol, 1968) es astrofísica y su obra muestra su interés por el tema de las inteligencias artificiales, tanto en el libro de relatos Dieciocho engranajes (2016) como en 36 (2017), novela corta en la que se nos cuenta la vida de la primera IA con autoconciencia y capacidad de decidir. En ese mismo año nació Conchi Regueiro, de la cual ya he hablado, y en Madrid, Susana Vallejo, de la que quiero destacar especialmente la novela Switch in the red (2009), un híbrido de ciencia ficción distópica y thriller muy bien escrito y una de las obras españolas de ciencia ficción que más me han gustado.
Vamos a ver cómo en la década posterior, los 70, hay ya un número mayor de escritoras, lo que supone muy buenas perspectivas de futuro. Encontramos aquí a Cristina Jurado (Madrid, 1972), que además de su importante labor de difusión de los géneros no realistas, publicó en 2012 Del naranja al azul, su primera novela, obra que se lee con mucho agrado porque se nota el entusiasmo y la espontaneidad con la que está escrita, y que la autora se cree lo que cuenta y por ello logra convencer de la historia a sus lectores. En 2016 aparecerá Vanth, novela corta no apta para espíritus sensibles, por la intensidad y crudeza de su terror. Clorofila (2017) es otra novela corta, un texto extraño y perturbador que no dejará indiferente a nadie. Felicidad Martínez nace en Valencia en 1976. Es una de las creadoras más conocidas entre los aficionados al género. Recomiendo su novela corta “La textura de las palabras” (2012), terrorífica historia sobre una sociedad extraterrestre (basada en el universo de Akasa Puspa, de J.M. Aguilera y J. Redal) donde las mujeres son sometidas a una férrea opresión patriarcal. Se trata de un relato de una brutalidad que pocas veces he encontrado. Martínez también ha publicado una novela de space-opera, Horizonte lunar (2014), que tiene mucho que ver con los juegos de rol a los que ha sido aficionada la autora. Su última publicación larga es La mirada extraña (2016), conjunto de varias narraciones, algunas de ellas en verdad espectaculares. Sofía Rhei (seudónimo de Sofía González Calvo) nació en Madrid en 1978. Es una de las autoras con más talento e imaginación dentro del panorama actual. Se ha dedicado más a la fantasía, con títulos como La calle Andersen (2014, escrito en colaboración con Marian Womack), una obra con elementos steampunk, o Róndola (2016), fantasía para público adulto. En ciencia ficción tiene sobre todo cuentos, muy interesantes por su visión nada convencional de las relaciones humanas. Lo más reciente dentro de la CF es la novela corta Domori (2017).
De esta década quiero nombrar también aunque sea brevemente, a Begoña Pérez Ruiz (Colombes, Francia, 1971) que reside en España y nos ofrece una voluminosa historia muy entretenida: Azul. El poder de un nombre: Samirak(2015): ella la denomina «ciencia ficción de palomitas», tan necesaria para crear afición. Vera Parkhutik nació en 1979 en Bielorrusia pero ha vivido en España y escrito en castellano; publicó dos novelas Tierra y Arán (2005) y Aquamarine (2009) y en ella se repite el caso de la autora que después desaparece del panorama literario, sin que se pueda siquiera volver a localizarla. De María Angulo Ardoy (Granada, 1978) acaba de editarse la novela El gen Alexander (2017); no la he leído todavía pero sí otros relatos de esta escritora, cuyo impecable estilo creo que puede convertirla en una de las y los mejores autores de ciencia ficción en español.
Termino con la década de los 80: Gabriella Campbell (Londres, 1981, reside en Málaga) quien, aunque se dedica más a la fantasía y a enseñar técnicas de escritura, tiene libros que nadie debería perderse, como Lectores aéreos (2015), narraciones en la que la autora hibrida sin miedo distintos géneros no realistas, o el juvenil El fin de los sueños (2014, en colaboración con José Antonio Cotrina). Laura Fernández (Terrassa, Barcelona, 1981), cuya obra es difícil de clasificar pues usa la CF para parodiarla o subvertirla desde el humor, por ejemplo en Bienvenidos a Welcome (2008) o El show de Grossman (2013). Y María Zaragoza (Campo de Criptana, Ciudad Real, 1982), escritora muy singular que cultiva con un buen estilo y excelentes ideas el terror y lo extraño con apuntes de ciencia ficción, por ejemplo en Los alemanes se vuelan la cabeza por amor (2012) o Avenida de la luz (2015).
Me gustaría al menos mencionar asimismo a otras escritoras que por ahora han publicado en antologías, en edición digital o autoedición en papel, o fundamentalmente literatura de CF juvenil pero que comienzan también a dirigirse a un público adulto, como María Antonia Martí Escayol (Barcelona, 1972), Chus Álvarez Martínez (Madrid, 1973), Amaya Felices (Huesca, 1977), Caryanna Reuven (seudónimo de Irantzu Tato Rodrigo, Barakaldo, Vizcaya, 1978), Laura López Alfranca (Madrid, 1983), Rocío Vega (1990) e Irene Robles (Alicante, 1992). Sé que no están todas las que deberían aparecer y pido disculpas por ello. Como todas las selecciones la mía se debe a mis lecturas y a mis preferencias personales.
Quiero terminar con una pregunta: ¿podríamos hablar de una «generación de escritoras españolas de ciencia ficción» donde se encontrarían desde las autoras nacidas a finales de los años 60 hasta las que nacieron a mediados de los 80? Creo que sí, porque al aumento notable de creadoras y a un mayor número de publicaciones se une el que se conocen y relacionan entre ellas como suele ocurrir en las generaciones literarias. Lo que no parece haber son características comunes en cuanto a temáticas y estilos, por lo menos hasta ahora, lo cual tiene una parte muy positiva porque implica una gran diversidad. Eso sí, la perspectiva feminista está ya interiorizada y normalizada en estas creadoras y aparece con normalidad en sus textos. Sería la primera «generación literaria», no ya una serie de escritoras rara avis, sin relación entre sí y apenas conocidas por el público aficionado. El tiempo lo dirá, pero promete mucho.
Mi interés fundamental es reunir esos datos 3 quien desee investigar más sobre ellos y mi recomendación es sobre todo leer a estas escritoras. No les defraudarán.
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© Lola Robles
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Lola Robles (Madrid, 1963), es licenciada en Filología Hispánica. Ha publicado las novelas de ciencia ficción La rosa de las nieblas (1999), El informe Monteverde (2005), Flores de metal (2008 y Yabarí (2017), y el libro Historias del Crazy Bar y otros relatos de lo imposible (Stonewall, 2013, coescrito con Mª Concepción Regueiro), además de numerosos cuentos en antologías y publicaciones especializadas.
En el campo de la investigación literaria se ha especializado en autoras españolas de ciencia ficción y fantásticas, feminismos y teoría queer. Su última publicación ensayística es En regiones extrañas: un mapa de la ciencia ficción, lo fantástico y lo maravilloso (Palabaristas, 2016). Desde 2006 imparte el taller Fantástikas, de lectura y debate sobre géneros no realistas. En 2016 ha sido seleccionadora (junto a Conchi Regueiro) de la antología Visiones, que publica anualmente la AEFCFT.
Blog de Lola Robles: Fantástikas: http://escritorasfantastikas.blogspot.com.es/