Presentación de Max Blecher:
Acontecimientos de la realidad inmediata y La guarida iluminada
Centro de Arte Moderno de Madrid, 28 de febrero de 2007
Con ocasión de la primera publicación en español, en formato libro, de obras del escritor rumano Max Blecher, presentaron el libro en Madrid: Joaquín Garrigós, su traductor, Ioana Zlotescu, hispanista especialista en literaturas de vanguardia y compiladora de la obra de Ramón Gómez de la Serna, y Marcos Ricardo Barnatán, poeta, novelista, ensayista y biógrafo de Borges.
Blecher (1909-1938) fue un escritor de origen judío, como Mihail Sebastian, del que fue muy amigo; Sebastian lo cita a menudo en su diario. Desde los 19 años estuvo aquejado de una tisis ósea que lo llevó a vivir prácticamente en estado de larva, con el cuerpo enyesado, y se lo llevó al sepulcro en plena juventud. La enfermedad condicionó su obra literaria, compuesta de tres novelas, haciéndola también muy singular dentro de la literatura rumana: esa tortura física dejó su huella en la visión del mundo de este y dio lugar a una obra por la cual se le ha llamado «el Kafka rumano». Émulo del escritor checo, de Bruno Schultz y de Robert Walser, el hecho de que Blecher escribiera en una lengua sin circulación le impidió convertirse en escritor de proyección europea. Novelista y poeta, su literatura es eminentemente surrealista, corriente en la que se integró; mantuvo correspondencia con André Breton y llegó a publicar poemas en El surrealismo al servicio de la revolución.
Aun cuando su debut literario fue recibido con entusiasmo por, entre otros, Eugène Ionesco, no fue lo suficientemente valorado hasta hace poco. Primero, su condición de judío lo condenaba casi al ostracismo en una época trágica; segundo, durante los años del poder comunista, el sistema combatió duramente el surrealismo y las vanguardias. Es, por tanto, un escritor «maldito» dentro de la literatura rumana.
El volumen que se ha presentado (Aletheia, 2007) consta de dos novelas. En la primera, Acontecimientos de la irrealidad inmediata (1936), el conflicto se circunscribe a una escisión del ser: en la misma persona hay un personaje abstracto y otro real; son dos yos distintos que darán origen a dos hilos narrativos opuestos, ninguno de los cuales puede triunfar.
La guarida iluminada, obra póstuma publicada en 1947, lleva como subtítulo «Diario de sanatorio». A diferencia de la anterior, aquí la mirada no se centra en el mundo exterior, sino en el laberinto de la anatomía. Es, en última instancia, un diario de sueños. Todas las alucinaciones descritas en el libro, aunque con pretensión de autenticidad, tergiversan la realidad en clave onírica, y tanto es así que resulta imposible trazar la frontera exacta entre el sueño y la vida real. La imaginación actúa en este libro con el ímpetu de una pintura surrealista.
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