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I JORNADAS DE LITERATURA GAY Y LÉSBICA
por Mª Cinta Montagut

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Los días 26 y 27 de enero de este año se han celebrado en Barcelona las Primeras Jornadas de Literatura Gay y Lésbica  organizadas por la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Catalunya) con el patrocinio de la Fundación Arena y la colaboración de  CEDRO. Las jornadas han sido coordinadas por Alberto Mira, profesor de la Oxford Brookes University, profundo conocedor del tema gay y de su relación con la literatura.
      Los conceptos de literatura  gay y literatura lésbica son de difícil delimitación , por lo que la celebración de estas jornadas ha iluminado ambos conceptos desde varios puntos de vista.
      Hacia 1869, el médico húngaro Karoly Benket creó el término homosexual, pasando a ser considerados enfermos los individuos cuyo deseo no se atenía a la norma social dominante. El deseo homoerótico ha estado presente de una forma u otra en la literatura y el arte en todos los siglos aunque no recibiera calificativo alguno. Sólo a partir del siglo XIX se habla de arte o literatura homosexual y ya bien entrado el siglo XX se empieza a emplear el término gay. Las obras literarias que tratan el tema de la homosexualidad florecerán en el siglo XX; a veces ese deseo aparece travestido, como sucede en una de las obras capitales de dicho siglo como es En busca del tiempo perdido  de Marcel Proust, donde Albertina se tendría que llamar Alberto. El texto que todo el mundo cita como primero en la línea de salida es El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, en el que vemos un universo poblado únicamente por hombres. Su reverso podría ser la obra que en 1915 publica Charlotte Perkins Gilman, titulada Herland, que es la utopía de un mundo sin hombres.
      A partir de ahí ya la nómina se dispara: Gide, Genet, Sarduy, Cernuda, Gil de Biedma y tantos otros.
      ¿Y las lesbianas? Las lesbianas no existen , o al menos eso es lo que se ha pensado durante muchos siglos en los que lo que hacían las mujeres, y las mujeres mismas,  no tenían la menor importancia. El amor entre mujeres aparece en la literatura tempranamente -Safo es el ejemplo-, pero no será hasta el siglo XX, ligada al feminismo, cuando se dé una eclosión de obras de tema lésbico: El pozo de la soledad de Radclyffe Hall, El almanaque de las mujeres y El bosque de la noche, de Djuna Barnes, o la Autobiografía de Alice B. Toklas de Gertrude Stein, todas ellas obras clásicas. En España, Ángeles Vicente publica su novela Zezé en 1909.
En la primera jornada, el debate se centró en las perspectivas sobre la cuestión de la representación de la homosexualidad en la literatura. [creo que falta añadir que moderó Lluís Maria Todó]
      Rafael Mérida, profesor de la Universidad de Lleida, disertó sobre el homoerotismo en los textos hispánicos desde el siglo X hasta el siglo XVI. Mostró a través de textos de autores cristianos, como el de la pasión de San Pelagio, un poema de Guillem de Berguedá o un fragmento del Código de las siete partidas de Alfonso X, cómo el homoerotismo era moneda corriente en las costumbres; lo mismo sucedía en textos árabes como los de Wallada, poeta musulmana de Córdoba, la más importante de su tiempo, o judíos como los de Yehuda Ha-Levi. También puso ejemplos del  Corbacho de Alfonso Martínez de Toledo y de Tirant lo Blanc.
      María Castrejón tituló su disertación Del mar al coño, y habló de la literatura lésbica desde unos momentos en los que el vocabulario era fundamentalmente simbólico, y aquí citó las obras de Carmen Riera, Ana María Moix, Cristina Peri Rossi o Esther Tusquets. En las obras de estas escritoras es el mar el que esconde simbólicamente los significados lésbicos. Después, en la literatura lésbica se producen cambios que vienen de la mano de autoras como Concha García o Isabel Franc, hasta llegar a la representación de sexo explícito en las obras lésbicas más recientes,  como el Texto Yonqui de Beatriz Preciado o Poesía para niñas bien de Txus García.
      Para terminar la jornada, Alberto Mira habló de la construcción del yo autobiográfico gay, ya que hay una tradición en la literatura gay de hablar de sí mismo y de los conflictos que acarrea ese yo que se sabe diferente. Aparece la culpa y la confesión o la sublimación y la rebeldía. Utilizó para ejemplificar su discurso los Diarios de Terenci Moix.
      La segunda jornada dio la palabra a escritores de distintas generaciones para que hablaran de su posición frente al concepto de literatura gay y lésbica y para que explicaran sus obras. Moderó la mesa María Cinta Montagut, que presentó a los ponentes tras una breve disertación para centrar el tema. Iñaki Echarte, el más joven de la mesa, poeta y narrador, explicó su postura frente al tema diciendo que él prefiere aparecer en antologías generales más que en antologías únicamente de autores homosexuales ,y dejó claro que lo que él hace a través de sus obras es conocerse a sí mismo, saber quién es él. Se declara partidario de lo que llamó la literatura mixta, es decir, aquella que no tiene ninguna implicación de género.
      Isabel Franc hizo una intervención desbordante de ironía y de humor, rasgos característicos de sus novelas, y puso de manifiesto cómo la obra de las lesbianas y las lesbianas mismas han sido y siguen siendo invisibles. Lola van Guardia, que es su pseudónimo, explicó que cuando ella empezó a escribir, las obras de tema lésbico tenían siempre un final negativo, por lo que en sus obras hay siempre un final feliz. Asimismo abogó por la necesidad de hacer mucho más presente el ser y el sentir de las lesbianas en la literatura y en otros ámbitos.
      Eduardo Mendicutti se manifestó como un escritor homosexual en todos los sentidos y no sólo porque en sus novelas personajes y temas sean homosexuales, sino porque lo importante para considerar una obra homosexual es el punto de vista desde el que se narra.

      Una vez finalizadas las intervenciones de los ponentes hubo un animado coloquio con los asistentes que llenaban la sala.


 

© MCM para TBR, enero 2012


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