índex català julio - agosto 2003 n° 37 |
Tiempo de quimera Antonio Beneyto
1 Nos presentaron en el Eixample. La vi, nos vimos por primera vez en la izquierda de este barrio barceloní, el del arquitecto Cerdà. Prudentemente, ella, la que nos presentó, nos dejó solos con una excusa que ahora al escribir no recuerdo. Y en seguida, en nuestras miradas, gestos y también con las pocas palabras que nos cruzamos nació como una atmósfera íntima o tal vez un imán que empezó a funcionar y a unirnos sin apenas darnos cuenta: magnífico + maravilloso fue nuestro primer encuentro. Quedamos en volver a encontrarnos, allí mismo (entre cuatro paredes), en el Eixample. 3 Le dije que mi número preferido era el once y que nos encontrábamos otra vez en domingo y once. Para ella su número predilecto era el siete, aunque también sentía el placer cuando la rozaba un capicúa; cuando mi lengua lamía con suavidad una y mil veces los dedos de sus pies y los labios rojizos y húmedos de su coño. Era entonces la hora de excitarse y de sentir el cosquilleo a través de la piel; y también de ver erizarse el vello de la pelvis... y compartir los placeres, los frutos de la carne con delicada naturalidad. 5 Si Georg Trakl1 se lo hacía con su hermana es porque para él este acto era como el horror de vivir, como ser adicto a una droga, o como sentirse marginado ante un mundo. Surgiendo de un azul descompuesto aparecía la pálida figura de mi hermana y su boca sangrienta hablaba así: pincha, oscura espina. ¡Ay, Trakl, pincha! 7 Otra vez con la inolvidable. En la misma casa. En la misma estancia. Y por allí rondando en silencio, como un objeto, la que nos presentó. Y ahora, porque lo deseo y también ella, será el momento de penetrarla apoyados contra la pared fría de la habitación. Y así seguiremos con el frío en la espina dorsal, mientras nuestras lenguas se enredan con el placer en el aire, queriendo estar así, juntas, al tiempo que los desnudos se rozan, agitan y excitan inquietantes, y vuelven a entrar en la nube azul hasta que el orgasme arriba als balcons de les cases de davant. Trabajo y acabo una pintura sobre tela, y la titulo: Els còdols i la meva Airun2. Ahora sí, ahora va a ser la meva Airun. Ella dice que se va a cambiar el nombre en los papeles, legalmente. Y a mí, me gusta y satisface esta idea: es toda una exaltación. 9 Entretanto, tú y yo, reencontrándonos con el bombón de licor entre los labios, y con tus senos erectos al aire (mis labios los absorben, los cautivan, y mi lengua percibe el dulce sabor, deleitándose, deleitándote.) ¡Cuánto amor, cuánto amor, kochanie! Hasta que el maldito tiempo nos deja su herida con los ojos pegados, con los cuerpos también pegados (y empalmados) y con la despedida a la isla, tu isla, mi isla, nuestra isla. El viaje, tu viaje. 11 Si una tortuga come trozos de serpiente y después ingiere mejorana, se hace inmune al veneno que de ordinario suele matarla. Sin embargo, Airun, con su ternura, su derroche de caricias, me hizo quedar como petrificado y atónito, no dejando que el tiempo (nuestro tiempo, nuestro mercadeo obligado por la que nos presentó) transcurra por nosotros. No debe pensarse que la época mítica es simplemente un tiempo pasado, sino también un presente y un futuro; tanto un estado como un período. Y en este período mítico me acorrala Airun con sus silencios, medias palabras, cuando la miro, nos miramos a los ojos pensando en nuestro espacio, en nuestro territorio gozoso. ______________________________ |
1 El poeta austríaco se
suicidó en 1914 en la hermosa ciudad de Kraków. 2 Técnica mixta (133 x 198 cm), 1998. © Antonio
Beneyto Personaje singular,
inclasificable por la manera como se plantea y resuelve en sus libros y en su obra
plástica sus visiones críticas de la realidad. Desde finales de la década de los
sesenta (cuando le publicaron su primera novela La habitación, Madrid,
Alfaguara, Antonio Beneyto ha publicado, entre otros libros: Los chicos salvajes
(Barcelona, Ediciones Picazo, 1971); Algunos niños, empleos y desempleos de Alcebate
(Barcelona, Lumen, 1974); Cuentos para leer dentro de un espejo morado (Barcelona,
Barral, 1975); Eneri, desdoblándose (Albacete, 1998), la antología 16 poetas
polacos, Libros del Innombrable, Zaragoza, 1998 y El otro viaje (Barcelona,
March Editor, 2003). Desde 1998 se dedica también a la pintura y ha realizado numerosas
exposiciones en España, numerosos países europeos y también en la ciudad de Nueva York.
En la actualidad es jefe de redacción de la revista de creación literaria Barcarola (Albacete).
Estos fragmentos, reproducidos aquí por cortesía del autor, son capítulos de Tiempo
de Quimera (Zaragoza, Biblioteca Golpe de Dados 28, Libros del Innombrable, 2002) |
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julio - agosto 2003 n° 37 |
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