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índex català              mayo - junio  n° 42

INSTINTO MATERNAL
David Hernández de la Fuente


YA ES LA ÚLTIMA moneda que tengo. Han vuelto a cambiar las cabinas de teléfono y no me entero de nada. Además, seguro que M* se empieza a impacientar. Tengo que llamar a casa para dar noticias, y también para pedirle una explicación. Cada vez es más insoportable esta comezón. La gente debe creer que tengo pulgas o algo peor. Bueno, seguro que a ellos no les importa adónde vaya ni lo que haga con mi vida.
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A ver, introduzca monedas cuando responda...

* * *

EL FRUTO HA SALIDO a la luz como se preveía. Es francamente desagradable, pero no puedo evitar ser dulce con él al mirarlo a los ojos delante de M*. Ella conoce todas las señales, las cicatrices nocturnas, y sabe hacia dónde conduce todo el proceso. Lo peor es que sigue siendo totalmente maternal, es como si me cultivara, criando algo en lo que tiene un interés instintivo, animal. Me pregunto si cuando obtenga lo que desea seguirá preocupándose por mí o si, por el contrario, me desechará como una cáscara vacía. Esta duda me hace estremecer. ¿Estoy alimentando mi propia ruina?

* * *

M* SE PONE EL VESTIDO NEGRO DE NOCHE y me baila para calmar el nuevo prurito. Yo me sigo rascando, sentado en la silla de mimbre que maliciosamente ha sido elegida para mí. Algo me dice que debería acomodarme un poco más para disfrutar de ella, de la comezón. Es un tormento tratar de encontrar una postura cómoda en esta silla punzante. En cierto modo efectúo un baile paralelo, soy su pareja inconsciente. Mi nueva cría danza en mi interior.

* * *

DE REPENTE SE QUEDA INMÓVIL y posa dos dedos sobre mi frente, siseando como una vieja víbora. Ahora estoy en una habitación mucho más húmeda, casi viscosa. Las paredes están cubiertas por cortinas verdes y estoy seguro de que sudan. Con la mejilla helada, pegada al suelo, no alcanzo a ver dónde terminan los filamentos que me sujetan al embrión. Mi dulce prisión. El taconeo de M* ha cesado por completo sin que me haya dado cuenta. El silencio es total salvo por una bombilla que absorbe humo. Tengo ganas de vomitar otra vez. Sé que M* sigue ahí, controlando paso a paso esta extraña pesadilla. No habla, pero siento su voz como la primera vez, un abrazo desde el teléfono, un regazo de madre incierta.

* * *

AHORA SOY YO EL QUE SUDA, a pesar de mi mejilla, hincada en el gélido suelo. Recorro la estancia de altos, inalcanzables techos con la mirada. Doy grandes zancadas de mimbre aplastando insectos a manotazos contra las paredes y el suelo, insectos que revientan tiñéndome las manos, las paredes con sangre. Siento que esa sangre es mía y lloro. Me enfurezco con los insectos, cuyas finas patas están posadas levemente sobre las cortinas, sobre mi frente. Explotan y su sangre cubre poco a poco la estancia. El tacto ligero de sus patitas me hace enloquecer. Por suerte, aún tengo una cajetilla de tabaco para aplastarlos en un frenesí indecible.

 

 ©  David Hernández de la Fuente 2004.

Véanse los relatos "Retratos de muertos" y "Brooklin Bound train" de David Hernández de la Fuente en TBR 36.

Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.
HernandezDavid Hernández de la Fuente (Madrid, 1974) es autor de los  ensayos “Lovecraft. Una mitología“ (2004), “La mitología  contada con sencillez“ y del libro de relatos “Las puertas del sueño“ (2005), por el que recibió el VIII Premio de Narrativa Joven de la Comunidad de Madrid. Ha sido antologado en obras como “Inmenso estrecho. Cuentos sobre inmigracion“. Como traductor, se ha especializado en literatura clásica (“Dionisíacas“, 2001 y 2004, “Cantar de Ruodlieb“, 2002, Voltaire, “Micromegas“, 2003, etc.) y ha prologado, anotado y editado obras como “Cervantes y la invención del Quijote“, de Manuel Azaña. Licenciado en Derecho y Filología Hispánica y Doctor en Filología Clásica por la Universidad Complutense, ha sido investigador de Literatura Clásica en diversas universidades (actualmente en la Universidad Carlos III de Madrid). Colabora habitualmente en revistas de historia y crítica literaria (“Historia National Geographic“, “Revista de Libros“, etc.) y es autor de numerosos artículos de su especialidad.

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 mayo - junio  n° 42 

Narrativa

David Hernández de la Fuente: Instinto maternal
David Hernández de la Fuente: Ángeles de quince años
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Entrevistas

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