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índex català deciembre 2006 n° 56 |
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__________________________________________ Ferré: un estilo inconfundible Quienes echaron un vistazo a la novela La fiesta del Asno (DVD, 2005) ya están sobre aviso: la escritura de Ferré no es amable, ni agradable, ni tranquilizadora ni fácilmente gobernable. Más cerca de Cronenberg que de Borges, más cerca de Ballard que de Kafka, de Foster Wallace que de Goytisolo, de Houellebecq que de Cèline, Ferré -autor también de la novela I love you Sade (2003) y de la antología Quijote, instrucciones de uso (2005), ambos libros publicados por la editorial malagueña e.d.a. libros) - nos plantea, con una distancia árida a través de su estilo barroco, un recorrido por lugares que no queremos recorrer. Lo deforme, lo desviado, lo escatológico. Invariablemente, el lector queda abocado a ese realismo sucio de última generación que no cede ante nada, que quiere hacer escritura de esas zonas muertas y calladas, casi secretas, que más de uno preferiría borrar. En este último libro, Ferré nos presenta una colección de relatos, algunos previos a La fiesta del asno , como "Homenaje a Blancanieves", en donde ahonda el tema del GAL desde una perspectiva delirante, transformando la miseria moral en putridez corporal y espectáculo. Pero la suma de los relatos no pretende ser una recopilación escatológica. Podemos ver en ellos una voluntad clara, desarrollada con ironía e inteligencia, una estrategia narrativa que se afirma con nitidez y que con seguridad continuará en otros libros. Lo primero que notamos es la aparente neutralidad moral a la hora de relatar: la crudeza, una crudeza casi nominalista. Lo segundo, es el pulso mantenido con la misma noción de realidad, la voluntad no tanto de entenderla como de expresarla con las armas del espectáculo. La crudeza es detenida y prolongada hasta lo intolerable en determinados momentos ("La Edad Media"). Y esa crudeza se consigue con una aparente neutralidad moral merced al estilo, un estilo recargado, perfectamente correcto, que discurre plácidamente sea cual sea su objeto. Sin embargo, sería erróneo afirmar que la narración es amoral. Al contrario, concibe la realidad como un lugar en donde la corrupción moral se vuelve corporal, como si hoy en día fuese en el cuerpo, con sus fluidos, movimientos y gesticulaciones donde se cifra la altura moral. La putridez, lo obsceno -lo que está fuera de escena, como el relato de "La primera opositora"-, la vejación, se convierten en marcadores reales de la miseria espiritual de todo un tiempo. Lo que nos lleva a considerar la concepción misma de realidad, una realidad que no se distingue del espectáculo, de la mercancía, de la publicidad. De ahí el constante efecto-espectáculo de muchos de sus relatos, que parecen haber sido concebidos en un registro absolutamente televisivo, como lo es el título mismo: Metamorfosis, marca registrada. El juego mantenido en "Ficción/no ficción", o en "Moda de Londres", dos de los relatos más interesantes por el uso de la materia textual, o en "Elogio de la necedad", parece atraer los mundos imposibles de la ciencia ficción a una realidad actual que, después del tamiz de Ferré, ya no se nos aparece como lúcida y compartimentada, sino descoyuntada y en dolby surround . No se trata de una concepción filosófica sobre el carácter del ser y lo real, sino de una voluntad literaria de cortocircuitar los mecanismos de lo ya dicho, de lo que va de suyo, lo televisado, mediante el recurso a lo que no quiere ser dicho, a lo que todavía vuelve intolerable el espectáculo. Joaquin Fortanet ______________________________2 Argentina, radiografía de una perversión
El escritor argentino Antonio Tello acaba de publicar en España este ensayo, que en casi cuatrocientas páginas, expone de forma ágil los avatares de la nación argentina desde la época colonial hasta nuestros días. El objetivo es dilucidar las causas de la quiebra general del país sudamericano. ¿El desastre económico es causa o consecuencia del desorden social, el marasmo cultural o la desafección política? ¿Por qué una de las más importantes potencias latinoamericanas en todos los órdenes registra cifras tercermundistas? Tello aborda todas estas cuestiones con valentía y sin prejuicios, pero también sin ánimos revanchistas. Historia breve de Argentina es un libro que no va a dejar indiferente a nadie. Tirios y troyanos van a tener razones diferentes para creer que ellos son el mal que revela la radiografía. Mas ese corpus enfermo que es Argentina no debe su desgracia a la acción perversa de unos u otros por separado. Tras diagnosticar la dolencia, Antonio Tello señala la responsabilidad que corresponde a cada cual, pero se cuida muy mucho de asaetear a nadie. Veámoslo. La Argentina de hoy es el resultado de los manejos tanto de las elites internacionales (las sucesivas potencias coloniales allí instaladas) como de la desidia crónica de las clases populares a lo largo de su historia. El predominio del estamento militar sobre la sociedad civil y la corrupción como eje directriz del conjunto se han combinado de tal forma que el país nunca ha podido salir de ese perverso círculo de crisis permanentes. Es decir, Argentina se ha comportado desde sus orígenes como un país dividido. El Estado ha avanzado por un lado mientras la ciudadanía ha ido por otro, se ha desentendido de los asuntos públicos. La nacionalidad argentina, dice Tello, se sustenta en símbolos como la bandera, el escudo o el himno, pero no en la Constitución. Por lo tanto, existe una gran crisis del modelo cultural y se hace imprescindible unir a la grey y educarla en el espíritu de la democracia a fin de constituir un Estado "plenamente identificado con la sociedad y capaz de ejercer en plenitud su soberanía". Antonio Tello asegura que es posible curar el mal que padece Argentina. Y para ello propone la restauración de valores éticos como la responsabilidad y la solidaridad, que los ciudadanos deben ejercer tanto individual como colectivamente a través de asociaciones vecinales, municipios, sindicatos, partidos políticos, etc. Estas organizaciones son las que "instruyen las instituciones públicas, orientan las acciones de gobierno, llenan de contenido las premisas constitucionales y permiten la identificación del Estado con la sociedad". O sea, Argentina ha de liquidar sus viejas estructuras oligárquicas para modernizar el país, democratizar las fuerzas armadas y los sindicatos y depurar las responsabilidades de la dictadura. Además en el plano exterior, debe hacer frente a la "dinámica destructiva" del nuevo orden internacional mediante un Estado capaz de gestionar los recursos económicos; un Estado "articulado en el marco continental" en bloques de integración regional como MERCOSUR o el Pacto Andino. Jorge Rodríguez Hidalgo ______________________________3 De relaciones editoriales y persistencia
El volumen incluye el discurso que el editor español leyera el 16 de julio de 2003 en el tanatorio Les Corts de Barcelona. En él, hace un breve recuento de la vida literaria de Bolaño y de sus peripecias en España, además de detenerse, emotivamente, en el último encuentro que tuvieron, en Anagrama, apenas quince días antes de su deceso. Cuenta la ansiedad del escritor por terminar 2666 , que según Herralde contribuyó a mellar aun más su salud; lo describe como un "desesperado esbribiendo para desesperados". Herralde resalta que Bolaño gozaba del cariño y el aprecio de una legión de personas, dedicadas al oficio literario y editorial, lo que no significaba que abundaban que se hubiera granjeado en sus pocos años de éxito y notoriedad la enemistad de muchos. No obstante, Bolaño poseía un particular sentido del humor para criticar y responder a sus eventuales rivales literarios, algo que se le agradece. En "Para Roberto Bolaño", leído en la FIL de Santiago 2003, se grafica bien el sentimiento poético infrarrealista del chileno, así como el espíritu del grupo en México, sus inquietudes insobornables, su lirismo sin concesiones, esas "ganas despeinadas de morder y ser mordido". Subyace en este libro la voluntad de un hombre que, o bien cree mucho en lo que hace o, como señala en algún lado, sabe que no es bueno para ninguna otra cosa que no sea literatura. En los dos escritos que siguen: "Vida editorial de Roberto Bolaño" y "2666: datos editoriales" se hace patente la fuerza del autor y sus múltiples artimañas para sobrevivir en un medio competitivo y muchas veces desalentador -véase sus relaciones con Seix Barral. Culminan esta suerte de homenaje póstumo tres entrevistas a Herralde; un breve, pero no por eso menos valioso, conjunto de fotos en la que destacan aquella que retrata a un Bolaño veinteañero en el Parque de Chapultepec (1979) y otra en la que aparece en la fiesta del premio Herralde con Lali Gubern, responsable de sus derechos fuera de España. Asimismo, la selección cuenta con un importante anexo que trae, además de un diccionario bolañiense, la petición con la que el autor postuló a la Beca Guggenheim, y cuya negativa hoy se revela más que miope. Una publicación de este tipo abre nuevas zanjas e incita sanas curiosidades en una generación de lectores impaciente por descubrir otra literatura latinoamericana y por crearse un nuevo panteón de malditos talentosos, dentro del cual Bolaño será sin duda un autor imprescindible. Olga Rodríguez. ______________________________4 El hambre de no tener hambre
El hambre como deseo o apetito es el hilo conductor de una biografía que abarca desde la infancia a la juventud de A. Nothomb; que se encuentra marcada por la vida itinerante de su padre, perteneciente al cuerpo diplomático belga. Nothomb construye una trayectoria vital que la conduce por Japón, la China de la Revolución cultural -sí, esa cuya contemplación supuso un revés para parte de una clase intelectual que va de André Glucksmann a Federico Jiménez Losantos-, a los EE.UU, Bangladesh y Laos. La vida de la joven Nothomb está marcada en su disección vital por el Japón de sus primeros años y por el deseo: el deseo de comer, que alcanza en tierras niponas su sublimación, y en Laos, a los trece años, su negación: el hambre, sí, de no tener hambre-"la ausencia de hambre es un drama que nadie ha estudiado", dice nuestra escritora. En el retrato culinario de su familia, de la "comedia familiar", que diría Sartre en "Les mots", el padre es la representación de la bulimia, del niño que, obligado a comer, se convierte en edad adulta en un estómago voraz incapaz de saciar su apetito. La comida, y sobre todo el dulce, siendo el chocolate el néctar y la ambrosía nothombiana, es el medio para alcanzar la divinidad, y un modo de huir del mimetismo paterno frente al severo juicio de la madre-encarnación de la justicia Este relato del deseo, de su desarrollo, como élan vital, y de su muerte, va acompañado de ciertas pinceladas de la realidad circundante, del próspero Japón -luminoso, paraíso de la primera infancia y simbolizado en el jardín familiar, en el cual ejerce un sacerdocio secular su aya- pasamos con la protagonista a la China de Mao -oscura, hambrienta, asustada. En el intermedio-antes del preludio del "hambre de no tener hambre" nos encontramos con la niña Amélie en Nueva York, en ágapes diplomáticos, donde desarrolla la virtud de beber a escondidas, y de sentir la pesadez y el ligero mareo de las primeras resacas en el Liceo Francés, donde es admirada e idolatrada por sus compañeras -como nos cuenta Nothomb con el orgullo y la presunción de quien no da importancia a las cosas. Para los amantes de la Nothomb cirujana de su biografía, este relato gustará por la habilidad de su trazo ligero, su liviandad. Occidente dominado por una gula que nuestra heroína vive en las pequeñas postales que desde Oriente y Occidente nos envía. Detalles, gestos, cotidianidad que huye de un falso sentimentalismo -lo que es de agradecer. Pero ligereza, mucha ligereza. Cierto gusto por la sentencia, por la frase definitiva o por la cita irrefutable ilumina parte del relato que se desliza entre nuestras manos. Alejandro Marqués. ______________________________5 Estrategias para conquistar una mujer
Hace falta poco más que ingresar en el buscador de Internet las palabras Neil, Strauss y Método para encontrar las primeras pistas de una desopilante historia: un periodista feo y tímido - que hasta reza a Dios para no morir virgen - acepta un trabajo de investigación que, sin él saberlo, le lleva a convertirse en el seductor más grande del mundo. ¿Increíble? Sí. Entonces añádanse a la búsqueda las palabras Hollywood, Paris, Hilton, Courtney, Love y Playmate, y el internauta suspicaz terminará mudo de la impresión. Neil Strauss, periodista musical de relativo éxito - profesional, porque en tema de tías no pillaba ni la tos - nos lleva en un viaje que, como se le había encargado, documenta puntillosamente y de primera mano el mundo de los seductores de la costa oeste de los Estados Unidos. Pero la posibilidad de pasar de ser un "TTF" (típico tío fracasado) a un "MDLS" (maestro de la seducción) es demasiado atrayente para un perdedor en serie como Strauss: vende su alma a un diablo de la persuasión mercadotécnica venido a gurú del sexo apodado Mystery - a quien reporteaba - por la módica suma de dos mil dólares y el requisito adicional, una minucia, de matar impunemente a su propia personalidad honesta, sensible y artística. La asignación periodística se convierte en terapia, y el viaje autoxploratorio de dos años entre la sinceridad y el engaño propios y ajenos - con detalle de tríos, orgías y otras deliciosas pendencias de Casanova contemporáneo - está consignado en este best-seller que ha removido los cimientos de la cultura popular norteamericana y que tiene a la narrativa prolija y entretenida del patito feo-periodista de espectáculos Neil Strauss puesta al servicio de Style, el pretencioso y guapo alter ego que construyó para "sargear" al círculo de mujeres más deseable de la sociedad capitalista. Aunque el valor literario del libro de Strauss es descaradamente cercano a cero, es innegable que la oferta de iniciar o aumentar el éxito con el sexo opuesto despierta una curiosidad irrefrenable. Un lector maduro y exigente tomará a broma las estrategias que Strauss propone para conquistar a una mujer hermosa que charla alegremente en medio de ocho jugadores de fútbol americano amigos suyos, pero el lego - o todo "TTF" anónimo que hace colas en discotecas donde sabe que un gorila le impedirá entrar - tiene poco o nada que perder. Él es quien leerá el libro, memorizará como mantra cada una de tan presuntamente exitosas tácticas (suyas, y las de mentores que tuvo en esa época y que ahora capitalizan la popularidad mediática del tema ganándose el pan con seminarios de ligue como el mismo Mystery, David D'Angelo, Ross Jeffries y otros secuaces) expuestas en sus páginas, y se jugará el tipo ante cualquier efectivo de seguridad que le impida llegar a su "objetivo". El hilarante argot profesional que usan los "MDLS", armado de iniciales y sustantivos de táctica bélica al estilo del marketing - o del ejército - norteamericano, es en sí una golosina. Sin ser la primera obra de este 'género' literario (hay en Estados Unidos quienes ya postulan como tal a este contingente de libros y autores de autoayuda sentimental), la de Strauss es indudablemente la de mayor impacto global. Se dice en el libro que Tom Cruise -también personaje en él- tomó a Ross Jeffries como referencia para protagonizar a Frank T.J. Mackey en Magnolia , y que por poco Britney Spears no pasó a ser otra muesca en la concurrida cama del narigón autor-gurú. Y hablando de cine, no sorprende escuchar que la versión filmada del libro (Chris Weitz, director de taquillazos del calibre de American Pie , ya aceptó adaptarla y producirla para Columbia Pictures) estará en la cartelera de verano de 2007 con nada menos que Jack Black echándole los trastos a Kate Hudson. Aparte de la vida medio-secreta de ciertos famosillos y de hacer explícita la indiferencia de la sociedad ante la hermosura interior -aunque nos empeñemos en negarlo -poco quedará después de la fiebre presente de El Método , película incluída. Eso sí: las camareras de los bares y los bellezones de la playa podrían volverse más amables con los calvos narigones como Strauss, y con los bocazas gordos como Black. Alejandro Tellería. ______________________________ |
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Metamorfosis ®
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