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índex     septiembre - octubre 2001  num 26

Dos poemas
Fernando Hervás

 

Viajes

 
Una vez la noche de San Silvestre la maleta
Dejaste preparada hasta el día siguiente pues te dijeron
Que en los viajes iba a traerte suerte:
Desde entonces no has parado. Sin saber demasiado
Qué buscabas o más bien de qué huías
Y así sigues, parece que definitivamente ya.
Recuerdas un primer viaje a París en solitario
Un encuentro fortuito en los alrededores
Del Boul'Mitch y un deux pièces en Place Nation.
En demasiados viajes después has esperado
Algo parecido que no volvió a pasar.
Otras cosas te pasaron y de ellas aprendiste sin duda
Pero eso no.
Pero seguramente (la historia, el asunto) empezó
Antes incluso de ese viaje a París.
Los primeros escarceos con el sexo y las drogas
En tu experiencia están ligados a viajes a Menorca
Y antes, de pequeño, los viajes con tu tía y sus amigas
En los que también descubriste sin duda algo otro.
Otra cosa que te han dado los viajes
A parte de enfrentar la soledad y cierta
Desmedida afición a las bebida son los bares
Vacíos de los hoteles, a horas intempestivas
Y también las ganas de llorar solo
Porque las cosas importantes cada vez son menos
Y están más lejos. Rodeado de lenguas
Cada vez más ajenas y las que no son ajenas
Je ne maitrise pas tellement
Decía, pues, que de todos modos
Dominas los bares de los hoteles.

 

 

Varsovia
Yo también he sido feliz en Varsovia.
Voy a explicaros qué cosa rara era y qué tipo
De felicidad impregnada del alma de la ciudad, de su inexistente encanto
Tan diferente del de Budapest o París, ciudades donde sí parece fácil ser feliz.
Combinar fácilmente los encantos de la ciudad y las gentes
Que en el camino te encuentras, las mujeres que hablan demasiado
O las que demasiado callan. Que nunca hacen el amor
Sólo un coup. Los hombres
De trato fácil y picha alegre y loca, de conversación amena e ironía fina.
Pues sí, todo eso en Varsovia no es tan evidente,
Las cosas, como la ciudad y la historia, siempre se complican
A menudo sólo queda el recuerdo de cosas importantes y lejanas
Pero también con sólo eso se puede ser feliz
Se trata, como decía otro, de tomar la decisión
Irrevocable de serlo, por encima de todo, contra
Los demás y uno mismo.
De todas formas, es algo
Realmente complicado. Sueños terribles
De violencia extrema te asaltan contra cuerpos amigos
Golpes por mano insegura administrados, bricolage
Que cambia el color del alabastro
 

*****
 
O sueños de una carretera secundaria de la costa oeste por donde
Se llega a un apeadero perdido entre colinas, junto al andén
Las ruinas de un hotel y un anuncio sin color.
Aunque las ruinas acaben de caer y el reclamo acabe de perder color
Un hombre últimamente de dos mujeres al menos bajará de un tren
Se sentará en el banco y esperará a una mujer de dos hombres
O más. Sueño de luz y color en el gris de Varsovia.
Se sentirán débiles y se encontrarán, carne al fin contra carne
En un motel cercano, por un día, ?¡ay!, sin maletas.
Aunque en los gestos de ambos se note
La indecisión ante el compromiso que sin duda representa
Levantarse y prepararle el desayuno al otro. La puerta es grande
Y fuera nada. Las maletas no esperan
En la estación de Varsovia no hay consigna
Y fuera nada.
Pero también hasta aquí llegó amor.
Pensar en ella con un artista sentado al lado
Y pensar que es todo lo contrario
La única persona decente
La única que ya seguro me viene
Es maravillosa porque no provoca angustia ninguna
Porque cree en un mundo fundamentalmente bien hecho
Pero no sabe de las tentaciones de los árboles vistos
Desde arriba ni tampoco de la angustia nada
Lo que otros le critican es lo que adoras o eso
Varsovia y más allá nada.
Te pregunta, en Varsovia a veces, cómo sabes cuándo
Quiere más. Lo mismo que la primera noche
Algo te dijo que quería algo.
Un compulsivo gesto de sus caderas o quizá
Una mirada en la que verse uno
Más allá de Varsovia ahora o nunca más nada.
 
Ahora que esta estancia, más larga de lo debido
Toca a lo que parece su fin definitivo
Inevitablemente sientes algo de nostalgia
 

© 2001 Fernando Hervás

Nacido en Barcelona, ha sido profesor de lengua y literatura españolas en las universidades de Lodz y Varsovia y en el Instituto Cervantes de Alejandría. En la actualidad es profesor de francés en Barcelona. Ha colaborado en diferentes revistas y edioriales.

Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.

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  número 26  septiembre - octubre 2001 

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