Boleros
Guión de Iris M. Zavala
Basado en el libro
El bolero. Historia de un amor
Fragmentos
Con la música por dentro...
Aeropuerto de San Juan. Ext. Día de verano.
Vemos a RAFFI JOVEN salir del aeropuerto de San Juan con mahones y una
guayabera. Lo espera un primo, TONI, de unos 20 años, mulato claro... con el pelo
rizado, inseguro de quién es RAFFI, se le acerca y le pregunta:
TONI
(Con dudas)
¿Raffi Ferrer?
RAFFI
¿Toni?
TONI
Me mandó papi
(Se abrazan, van caminando y se suben a un auto.)
Auto. Int. Día.
Al llegar al Hotel.
RAFFI
Toni, déjame aquí
sigue tú. Quiero gozar de San Juan a pie....
hace tiempo que no venía a la losa...
Calles de San Juan. Ext. Día.
RAFFI JOVEN se baja del auto y va caminando San Francisco arriba, hasta llegar a la
calle Luna.
Sec. 24. Dpto. de TÍO LUIS. Viejo San Juan. Int. Día.
RAFFI JOVEN sube las escaleras y toca en la puerta. Le abre una mujer mayor, la tía
CONCHITA, de unos 65 años, algo ajada por el tiempo, pelo negro, ojos amarillos, algo
entradita en carnes. RAFFI ve al TÍO LUIS está sentado en un sillón en el pequeño
balcón. Es un mulato alto, de unos 70 años, aunque es ágil se nota que está ciego, sus
rasgos son atractivos, tiene hermosas manos. El departamento es pequeño oscuro,
una salita modesta con un sofá, dos butacas, una mesita para comer, bombillas en
el techo, un almanaque en la pared, una imagen de la Virgen Milagrosa. Se escucha
el bullicio de vecinos, velloneras, gritos.
TÍA CONCHITA
¡Ay, Rafaelito, da gusto verte tan guapo y tan fino!
Pasa... pasa... que aquí te espera el tío, te tiene una sorpresa.
(RAFFI se acerca al tío, entre el bullicio de los vecinos y familiares que comen,
bailan, hablan... todo en voz alta)
RAFFI
Tío Luis, qué bien se ve, está hecho un roble.
TÍO
Gracias, mi´jo, gracias.
(Se abrazan, el viejo, lo mira de reojo, con mirada entre desconfiada e
irónica)
RAFFI
Mamá y güela le envían saludos... hasta querían enviarle pasteles
y arroz con dulce. (Risas)
VECINO
Tenga... tenga un roncito...
TÍO
Mira que los pasteles de Suncha son únicos... Oye y tú ¿sigues con la
música?
RAFFI
Claro, tío... por eso estoy aquí, para que usted me hable de todo lo
que sabe sobre el bolero... porque usted sí ha estado ahí... codo con codo con los
grandes, con Mingo, con Ruth, con Rafael Hernández
TÍO
Calma piojo que el peine llega... Al bolero no se llega así como
así... rápido... no... es como un orgasmo.
RAFFI
Tío, yo he escrito boleros
pero en la radio oí una vez una
voz... pues la del bolero. Busco esa voz, sé que está aquí (y da con el pie en el
suelo), aquí...
TÍO
Boleros... ay, muchacho... bolero es Rafael Hernández y Preciosa; ése
llevaba la música por dentro. Noel Estrada en mi viejo San Juan. No se puede hablar de
música, se siente... se vive... ven, ven que te tengo una sorpresa.
(En eso salen por una puerta tres hombres, mayores, como el tío, que van a abrazarlo.
Llevan guitarras en las manos.)
TÍO
Echen pa'ca... este mi sobrino Rafaelito, y es compositor (le echa el
brazo sobre los hombros, con orgullo). Rafaelito, éstos son mis compadres de cuando yo
tocaba en la orquesta: Tito, César, y Avilés... Ellos sí saben lo que es un
bolero. (Y mirándolos le dice): ¿Nos echamos un Rafael Hernández para mi sobrino?
El trío, acompañado de guitarras y de un discreto bongó comienza a entonar
Preciosa (en voz de Daniel Santos).
(Insert a: Manos... bocas... ojos entornados... brazos... danzan... Una pareja
baila y se ven las espaldas mientras una mano acaricia el pelo
corto... bailan a la música del trío. Al lado de la pareja, unas niñitas de unos 6
años, observan, y se miran, y se ponen a bailar. En el dintel de una ventana, dos chicas
casi adolescentes, se miran con ternura, y el dedo índice roza la mano de la otra...
En un silencio, mientras los músicos toman un Cuba Libre, RAFFI se le acerca al tío):
RAFFI
Pero... sus amigos son fenómenos... pero, qué sancocho de ritmos...
TÍO
Pero claro, mi´jo... si aquí el que no tiene dinga, tiene mandiga. (Y
volviéndose a TITO) Rafaelito, meterse en el mundo del bolero es entrar en aguas
profundas... (Pausa): ¿Tú sabes nadar, mi´jo?
Todos se ríen.
Se escucha un seis chorreao...
TÍO
(Al terminar): Mira, Rafaelito, cosas así las hacía el maestro Cepeda
ven pa'ca Tito (y llama a uno de los músicos) ¿tú te acuerdas, Tito? (TITO
asiente). Ése (dice mirando a RAFFI), como lo vi yo (se levanta y comienza a imitar los
gestos del hombre que describe): traje de lino blanco, chaleco, corbatas de colores,
sombrero jipijapa, bastón de gran señor, dedos de butifarra llenos de sortijas, y donde
él aparecía se formaba el bailongo. ¿Verdad, Tito? (El otro asiente, y se pone a
imitarlo también.)
TITO
Muchacho... toito ritmo... míralo... (y señala a una pareja que está
bailando)... mira cómo brillan las hebillas... sí
así mismito
(El viejo encendió un puro, escupió el trozo de madera.)
RAFFI
Siga, siga tío, que me tiene apabullado.
El grupo se pone a tocar una plena y todos los invitados se ponen a bailarla.
La bullanguería ha bajado el tono. Todo el mundo se ha ido despidiendo. En el
balconcito diminuto, RAFFI y el tío hablan, la TÍA les trae una tacita humeante de café
puya, va cayendo la tarde... se siente la paz del atardecer... RAFFI mira el reloj... son
las 7:00
es casi de noche... se levanta.
RAFFI
(Sube los hombros): Pues tío, vine aquí para escribir unos
boleritos... porque hay una voz que canta por la radio... que es maravillosa... y vengo a
ver si la encuentro (de pronto se pone serio).
TÍO
¿De qué voz hablas? (mirándolo). Cuidado, que una cosa es sentir un
bolero y otra es vivirlo...
Y va y se sienta en un piano.
RAFFI
Yo casi no la oí... pero me persigue...
RAFFI lo mira con curiosidad desde el balcón.
Insert a: RAFFI mira a su TÍO y lo ve en un piano tocando, y se pone a imitar la voz
gangosa de Agustín Lara.
Insert a: Escena de Casa Blanca...mientras Humphrey Bogart mira apasionadamente a
Ingrid Bergman: Play it again, Sam ...
Insert a: El tío se transforma en Bola de Nieve cantando Vete de mí.
El TÍO (en el piano), termina de cantar Dos Gardenias (en voz de Daniel
Santos)... y mirando a RAFFI):
TÍO
Cuando tú escribas así... serás grande muchacho.
RAFFI
Oiga usted eso, tío, ¿lo oye o estoy soñando?
Se oye música, RAFFI mira hacia la calle y se va escaleras abajo corriendo.
Sec. 25. Calle de San Juan. Ext. ATARDECER.
RAFFI JOVEN sale a la calle, y escucha LA VOZ (FREDDY... en trozos de Noche y
día) al fondo de la calle Luna, sigue caminando, y al llegar junto al callejón que
conduce al cementerio, y mientras se acerca al mar, la voz se escucha con más fuerza.
De pronto se silencia. RAFFI se pone en actitud de escuchar, pero ya no se
oye nada, y mira desde arriba, el viejo cementerio, con sus mausoleos, sus cruces, y en el
fondo se escucha además el sonido del viento y el mar. Mira al cielo, y empieza un
atardecer... siente la paz del atardecer. Va subiendo hacia el Morro. El Morro
está lleno de gente con ropa de colores vivos, de niños que corren bicicleta, de otros
que elevan sus volantines; todos sudan. RAFFI los mira, y sigue caminando hasta la Garita
del Diablo. Solo escucha el sonido del viento y del mar... y siente lo apretado del sol.
La apertura de la Garita es un largo rectángulo, la cámara se mete por el agujero y sale
a la otra escena.
El amor es dar lo que no se tiene
Sec. 47: Casa de ISABEL LA NEGRA. Int. Noche.
ISABEL LA NEGRA abre la puerta. ISABEL es una mujer de unos 50 años, guapa, con
cierta elegancia, una mulatona matrona ya, con uñas pintadas, de rojo ardiente los labios
gruesos, vestida con atrevida pero discreta sabiduría, lentejuelas y collares y pulseras
tienen un cierto buen gusto, tiene un rostro afable, obsequioso, sabe tratar a los
superiores sin ser servicial. La madama inspira respeto...
RAFFI JOVEN está en el dintel con una sonrisa en los labios. La mira
fijo; luego del rostro de estupor, el del descubrimiento. Pero con cara de azorado.
RAFFI
¿Doña Isabel? (ella lo interrumpe).
ISABEL
Pasa mi'jo pasa... y déjate de esos cuentos de Doña...
yo soy Isabel la negra. (Lo dice apuntándose el pecho con el
índice, y con orgullo de aristócrata).
RAFFI entra y observa un espacio donde predomina una cierta elegancia... discreción,
sobre todo. La sala está llena de respetables ciudadanos todos de blanco, con elegantes
corbatas, reloj en el chaleco, zapatos lustrados. Se nota que son la crema y nata de la
sociedad: ancianos, viejos, hombres de mediana edad, jovencitos que se entrenaban en las
artes amatorias. Mulatas, de todos los colores, blancas, negras, gordas, flacas, de
trasero inmenso, de tetas inmensas, delgadas, de facciones mulatas alguna con ojos
amarillos, otras de rasgos totalmente africanos, que se destacaban entre las blusas, de
escote bajo... zumban como avispas entre los hombres. Del interior de la casa se
oían gritos, radios, música... Todo está en orden, limpísimo, reluciente, los
mozos (negros y mulatos todos) van bien vestidos, las mujeres -muy jóvenes casi
todas se ven aseadas. Un bar, mesas, tipo americano, las paredes de un rojo vivo, con
fotos de ISABEL la Negra de joven... fotos de mujeres desnudas...
En las paredes hay anuncios de coñacs, cervezas, y como escondida en un rincón
oscuro, un altar con santos -un indio, una virgen, un africano, y velas encendidas. Un
piano pulido y cuidado queda a un lado del salón-bar....y allí, sentada, una prostituta
entre provocativa y tímida, se escucha el tintineo de vasos, el sordo ruido de las
conversaciones, los susurros del don Juan de turno, las risas del juego y el jugueteo
amoroso, el abrir de botellas, las columnas de humo del tabaco
RAFFI (Tartamudeando casi..., todavía en el dintel de la puerta):
RAFFI
Así que usted es el mito, la famosa Isabel (ella lo interrumpe y lo
tira del brazo)...
ISABEL
Sí, yo soy Isabel La Negra y aquí toito el mundo me conoce.
Entra mi amol, que aquí estarás bien, yo mismita te voy a cuidar (lo empuja con
suavidad). Me tienes cara conocida... pero ¿tú no eres de por aquí, verdad?...
RAFFI
No, pero he venido porque me dicen que Ud. conoce a alguien que
yo busco.
ISABEL
Mira en mi profesión se conoce a mucha gente, y no se conoce a nadie.
Pero ven, siéntate...y dime lo que quieras..., lo que sea, que aquí no hay límites.
Esta frase la escucha LA FRANCESA, una mujer ni muy alta ni muy baja,
cubierta de collares, con largos pendientes, el pelo rubio largo (como la Medusa de la
alucinación en SEC. 8), largas pestañas, una mulata altiva, de tez morena,
pero algo clara, suntuosa, de ojos vivos y maliciosos y boca grande y entreabierta,
con un rictus perverso...Habla con un cliente joven, atrevidillo y manoseador, que intenta
toquetear a la mujer. Ella lo esquiva, mientras se vuelve hacia donde está RAFFI,
y entre pícara y maliciosa y seductora, lo cata, mirándole directamente entre las
piernas, y le dice:
LA FRANCESA
¿De qué avión te has bajado, a quién buscas? (gira la cabeza, y en
una conversación que no se oye, sigue hablando con el joven).
RAFFI se le acerca, y queda fascinado, su rostro le es conocido, lo recuerda.
RAFFI
¿Y de qué cielo has venido tú, princesa, con ese cuello de cisne?
LA FRANCESA
¡Qué bien hablas pico de oro! (gira la cabeza y en una conversación
que no se oye sigue hablando con el joven). (Y mirando a RAFFI): Me llamo La Francesa.
RAFFI
¿Y eres de Francia?
LA FRANCESA
No, soy de Peñuelas. ¿Y tú, pájaro asustao...a quién buscas por
aquí?
RAFFI
Ahora que te he encontrado... no lo sé... busco un fantasma que me
persigue.
LA FRANCESA
Pues a mí me persigue el aburrimiento
y aquí vengo a gozar, y a
respirar y a ser libre... para quitarme las cadenas
para quitarme ese tornillo de
carne que tengo en la garganta
RAFFI
Me encanta tu voz...
LA FRANCESA
La uso como salmodia... para encantar a los marinos... y que
zozobren
como en el cuento de Ulises y las sirenas (y se rió).
RAFFI la mira con intensidad:
RAFFI
Por eso te he visto en mis peores pesadillas.
LA FRANCESA
No tengas miedo... ven (y lo coge de la mano).
RAFFI
¿Y si fueras tú? ¿Si fueras mi pesadilla?
LA FRANCESA
No... tontito... si soy Pandora... (se ríe). Tienes cara de no haberte
comido ni una rosca hace tiempo... ven... que te daré alpiste.
El cliente tira del brazo a LA FRANCESA, interrumpe el coqueteo y pregunta:
CLIENTE
Oye, que esto no es la alcaldía de Ponce, déjate de discursitos y
vamos para arriba...
LA FRANCESA
(Con altanería): Mira nene...que en mí sólo mando yo. Yo soy La Reina
de la Noche, y no vengo aquí para cobrar, sino por puro gusto. Así que ahueca el ala...
que aquí llegó Jerry (y se ríe, mirando a RAFFI)... y yo soy Tom... (y hace como si
tocara un bongó).
El cliente titubea, y antes de responderle, LA FRANCESA lo mira de
arriba abajo, desafiante:
LA FRANCESA
¡Zape, gato! Cuidado... cuidadito...
Estupefacto y fascinado, RAFFI se queda prendado de la mano llena de anillos, y la toma
entre las suyas, como hipnotizado.
RAFFI
Si no eres mi pesadilla, serás mi sueño. Ven, princesa ¿subimos o
bajamos?
LA FRANCESA
(Interrumpiéndolo): ¿Eres tan valiente? ¿Te atreverías a
tanto?
RAFFI
Sí... aunque te he visto en mis alucinaciones, y sé que eres la
Medusa...
LA FRANCESA
(Agarrándolo por el brazo y riéndose): Vamos, si te portas bien te
daré un regalo vamos a ver la cueva de la Medusa... no tengas miedo.
Salen del brazo por la puerta.
Sec. 48. Ceiba de Ponce. Ext. Noche.
La cámara se mete por uno de los grandes hoyos del árbol milenario. Vemos a RAFFI
JOVEN y LA FRANCESA que se meten mano allí. RAFFI siente que LA FRANCESA le
busca por detrás, y se agacha.
LA FRANCESA
(Excitada): Ay papi... búscame, juega al gallo y a la gallina,
móntame, azótame negro, azótame hasta morir.
MÚSICA (en off)
Se oyen fragmentos del bolero Frenesí... (voz de FATTY)
El bolero los arrastra, en su fuerza centrípeta. Y abriendo las piernas...LA FRANCESA
se meó allí mismo... como caballo en celo.
LA FRANCESA, gime...mientras se le monta como semental, y RAFFI le daba vueltas, y LA
FRANCESA lo monta, y lo espolea con los zapatos. Todavía no han consumado el acto. Se
siente de pronto el ruido de un auto, y los oscuros ojos de CARLOS se clavan en los de LA
FRANCESA.
LA FRANCESA
(Ve a CARLOS. Y sudorosa y jadeante): Vente, vámonos de aquí, vamos a
la cima...al espectáculo...como si todo Ponce y todo el universo nos estuviera
mirando...Vente...
Sec. 49. Fachada del Teatro La Perla. Ext. Noche.
RAFFI JOVEN y LA FRANCESA suben los escalones, se meten detrás de una columna,
mientras LA FRANCESA muge en voz baja:
LA FRANCESA
Por detrás nene, por detrás, que para eso soy La Francesa... vente,
siéntate en mi falda... que te arrullaré como a un bebé... así... así... eso es lo
que me gusta.
RAFFI duda... se le sienta... pero en giro rápido, se levanta y le dice:
RAFFI
No Francesa, quiero sentir y horadar ese gran ojo
Se consuma el acto...
LA FRANCESA
¿Así te gusta, negrito? Pues ahora me toca a mí... ya verás como te
quedas eslembao... que tú de esfinges ni de voces sabes un carajo.
LA FRANCESA da un salto, se enrosca como una víbora en las nalgas de RAFFI, y éste
descubre el acertijo de la dualidad de aquel ser que lo trastorna, cuando siente
húmedo la erección de un gran pene húmedo... RAFFI recibe el filo de un puñal... se
vuelve asombrado, sin decir nada, mudo...
LA FRANCESA
(Riéndose): Prepárate para recibir mis ofrendas de macho...
Como si fuera un muñeco de trapo, RAFFI se deja y se abandona al puro goce
Vencidos... tirados... sudados... revolcándose en el suelo... LA FRANCESA le señala
con el índice una columna del teatro:
LA FRANCESA
Mira... mira... todo el tiempo nos ha estado mirando el otro...
Mientras se arregla las faldas, y se pasa la mano para asentar la melena de
potra en celo. RAFFI mira... y no ve nada...
RAFFI
¿Dónde, qué? Ahí no hay nadie...
LA FRANCESA, ya sin engolar la voz, y mientras se va quitando la ropa de mujer, y la
peluca, y se va quedando desnudo en la oscuridad.
LA FRANCESA
No, todo está aquí (y se toca el sexo)...
(Se toca el sexo y mueve la cabeza, niega lentamente mientras chasquea la lengua).
LA FRANCESA
Y ahora voy a levantar los siete velos... (y suelta una carcajada).
Comienza a amanecer. Ante el asombro de RAFFI, canta Vivamos hoy
(voz de FREDDY). La voz andrógina y ambigua cobra el rostro de LA MEDUSA.
RAFFI
Eres tú... te encontré... ya no necesito a nadie.
LA FRANCESA
Deliras... negro
ahora vete y no vuelvas...
Amanece.
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