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índex català              marzo - abril  n° 41

Véase la entrevista “En el mundo de Iris” por Domingo Luis Hernández

Boleros Iris m. ZavalaBoleros
Guión de Iris M. Zavala
Basado en el libro

El bolero. Historia de un amor

Fragmentos
Con la música por dentro...

Aeropuerto de San Juan. Ext. Día de verano.

Vemos a RAFFI JOVEN salir del aeropuerto de San Juan con mahones y una guayabera.   Lo espera un primo, TONI, de unos 20 años, mulato claro... con el pelo rizado, inseguro de quién es RAFFI, se le acerca y le pregunta:

TONI

(Con dudas)

¿Raffi Ferrer?

RAFFI

¿Toni?

TONI

Me mandó papi

(Se abrazan, van caminando y se suben a un auto.)

Auto. Int. Día.

Al   llegar al Hotel.

  RAFFI

Toni, déjame aquí… sigue tú. Quiero gozar de San Juan a pie.... hace tiempo que no venía a la losa...

Calles de San Juan. Ext. Día.

RAFFI JOVEN se baja del auto y va caminando San Francisco arriba, hasta llegar a la calle Luna.

Sec. 24. Dpto. de TÍO LUIS. Viejo San Juan. Int. Día.

RAFFI JOVEN sube las escaleras y toca en la puerta. Le abre una mujer mayor, la tía CONCHITA, de unos 65 años, algo ajada por el tiempo, pelo negro, ojos amarillos, algo entradita en carnes. RAFFI ve al TÍO LUIS está sentado en un sillón en el pequeño balcón. Es un mulato alto, de unos 70 años, aunque es ágil se nota que está ciego, sus rasgos son atractivos, tiene hermosas manos.   El departamento es pequeño oscuro, una salita modesta con un sofá, dos butacas, una mesita para comer,   bombillas en el techo, un almanaque en la pared, una imagen de la Virgen Milagrosa. Se   escucha el   bullicio de vecinos, velloneras, gritos.

TÍA CONCHITA

  ¡Ay, Rafaelito, da gusto verte tan guapo y tan fino!

Pasa... pasa... que aquí te espera el tío, te tiene una sorpresa.

(RAFFI se acerca al tío, entre el bullicio de los vecinos y familiares que comen, bailan, hablan... todo en voz   alta)

RAFFI

Tío Luis, qué bien se ve, está hecho un roble.  

TÍO

Gracias, mi´jo, gracias.

(Se abrazan, el viejo, lo mira de reojo, con mirada entre desconfiada e irónica)

RAFFI

Mamá y güela le envían saludos... hasta querían enviarle pasteles   y arroz con dulce. (Risas)   

VECINO

Tenga... tenga un roncito...

TÍO

Mira que los pasteles de Suncha son únicos... Oye y tú ¿sigues con la música?

RAFFI

Claro, tío... por eso estoy aquí, para que usted me hable de todo lo que sabe sobre el bolero... porque usted sí ha estado ahí... codo con codo con los grandes, con Mingo, con Ruth, con Rafael Hernández…

TÍO

Calma piojo que el peine llega... Al bolero no se llega así como así... rápido... no... es como un orgasmo.

RAFFI

Tío, yo he escrito boleros… pero en la radio oí una vez una voz... pues la del bolero. Busco esa voz, sé que está aquí (y da con el pie en el suelo), aquí...

TÍO

Boleros... ay, muchacho... bolero es Rafael Hernández y Preciosa; ése llevaba la música por dentro. Noel Estrada en mi viejo San Juan. No se puede hablar de música, se siente... se vive... ven, ven que te tengo una sorpresa.

(En eso salen por una puerta tres hombres, mayores, como el tío, que van a abrazarlo. Llevan guitarras en las manos.)

TÍO

Echen pa'ca... este mi sobrino Rafaelito, y es compositor (le echa el brazo sobre los hombros, con orgullo). Rafaelito, éstos son mis compadres de cuando yo tocaba en la orquesta: Tito, César, y   Avilés... Ellos sí saben lo que es un bolero. (Y mirándolos le dice): ¿Nos echamos un Rafael Hernández para mi sobrino?

El trío, acompañado de guitarras y de un discreto bongó comienza a entonar “Preciosa” (en voz de Daniel Santos).

(Insert a: Manos... bocas... ojos   entornados... brazos... danzan... Una pareja   baila y se ven las   espaldas   mientras una mano acaricia el pelo corto... bailan a la música del trío. Al lado de la pareja, unas niñitas de unos 6 años, observan, y se miran, y se ponen a bailar. En el dintel de una ventana, dos chicas casi adolescentes, se miran con ternura, y el dedo índice roza la mano de la otra...

En un silencio, mientras los músicos toman un Cuba Libre, RAFFI se le acerca al tío):

RAFFI  

Pero... sus amigos son fenómenos... pero, qué sancocho de ritmos...

TÍO

Pero claro, mi´jo... si aquí el que no tiene dinga, tiene mandiga. (Y volviéndose a TITO) Rafaelito, meterse en el mundo del bolero es entrar en aguas profundas... (Pausa): ¿Tú sabes nadar, mi´jo?

Todos se ríen.

Se escucha un seis chorreao...

TÍO

(Al terminar): Mira, Rafaelito, cosas así las hacía el maestro Cepeda …ven pa'ca Tito (y llama a uno de los músicos) ¿tú te acuerdas, Tito? (TITO asiente). Ése (dice mirando a RAFFI), como lo vi yo (se levanta y comienza a imitar los gestos del hombre que describe): traje de lino blanco, chaleco, corbatas de colores, sombrero jipijapa, bastón de gran señor, dedos de butifarra llenos de sortijas, y donde él aparecía se formaba el bailongo. ¿Verdad, Tito? (El otro asiente, y se pone a imitarlo también.)

TITO

Muchacho... toito ritmo... míralo... (y señala a una pareja que está bailando)... mira cómo brillan las hebillas... sí… así mismito…

(El viejo encendió un puro, escupió el trozo de madera.)

RAFFI

Siga, siga tío, que me tiene apabullado.

El grupo se pone a tocar una plena y todos los invitados se ponen a bailarla.

La bullanguería ha bajado el tono. Todo el mundo se ha ido despidiendo. En el balconcito diminuto, RAFFI y el tío hablan, la TÍA les trae una tacita humeante de café puya, va cayendo la tarde... se siente la paz del atardecer... RAFFI mira el reloj... son las 7:00… es casi de noche... se levanta.

RAFFI

(Sube los hombros): Pues tío, vine aquí para escribir unos boleritos... porque hay una voz que canta por la radio... que es maravillosa... y vengo a ver si la encuentro (de pronto se pone serio).

TÍO

¿De qué voz hablas? (mirándolo). Cuidado, que una cosa es sentir un bolero y otra es vivirlo...

Y va y se sienta en un piano.

RAFFI

Yo casi no la oí... pero me persigue...

RAFFI lo mira con curiosidad desde el balcón.

Insert a: RAFFI mira a su TÍO y lo ve en un piano tocando, y se pone a imitar la voz gangosa de Agustín Lara.

Insert a: Escena de Casa Blanca...mientras Humphrey Bogart mira apasionadamente a Ingrid Bergman: Play it again, Sam ...

Insert a: El tío se transforma en Bola de Nieve cantando “Vete de mí”.

El TÍO (en el piano), termina de cantar “Dos Gardenias” (en voz de Daniel Santos)... y mirando a RAFFI):

TÍO

Cuando tú escribas así... serás grande muchacho.

RAFFI

Oiga usted eso, tío, ¿lo oye o estoy soñando?

Se oye música, RAFFI mira hacia la calle y se va escaleras abajo corriendo.

Sec. 25.   Calle de San Juan. Ext.   ATARDECER.

RAFFI JOVEN sale a la calle, y escucha LA VOZ   (FREDDY... en trozos de Noche y día) al fondo de la calle Luna, sigue caminando, y al llegar junto al callejón que conduce al cementerio, y mientras se acerca al mar, la voz se escucha con más fuerza.   De pronto se silencia.   RAFFI se pone en actitud de escuchar, pero ya no se oye nada, y mira desde arriba, el viejo cementerio, con sus mausoleos, sus cruces, y en el fondo se escucha además el sonido del viento y el mar. Mira al cielo, y empieza un atardecer... siente la paz del atardecer.   Va subiendo hacia el Morro. El Morro está lleno de gente con ropa de colores vivos, de niños que corren bicicleta, de otros que elevan sus volantines; todos sudan. RAFFI los mira, y sigue caminando hasta la Garita del Diablo. Solo escucha el sonido del viento y del mar... y siente lo apretado del sol. La apertura de la Garita es un largo rectángulo, la cámara se mete por el agujero y sale a la otra escena.

El amor es dar lo que no se tiene

Sec. 47: Casa de ISABEL LA NEGRA. Int. Noche.

ISABEL LA NEGRA abre la puerta. ISABEL es una mujer de unos 50 años,   guapa, con cierta elegancia, una mulatona matrona ya, con uñas pintadas, de rojo ardiente los labios gruesos, vestida con atrevida pero discreta sabiduría, lentejuelas y collares y pulseras tienen un cierto buen gusto, tiene un rostro afable, obsequioso, sabe tratar   a los superiores sin ser servicial. La madama inspira respeto...

RAFFI   JOVEN está en el dintel con una sonrisa en los labios.   La mira fijo; luego del rostro de estupor, el del descubrimiento. Pero con cara de azorado.

RAFFI

¿Doña Isabel? (ella lo interrumpe).

ISABEL

Pasa mi'jo pasa... y déjate de esos cuentos de Doña...

yo soy   Isabel la negra. (Lo dice apuntándose el pecho con el índice, y con orgullo de aristócrata).

RAFFI entra y observa un espacio donde predomina una cierta elegancia... discreción, sobre todo. La sala está llena de respetables ciudadanos todos de blanco, con elegantes corbatas, reloj en el chaleco, zapatos lustrados. Se nota que son la crema y nata de la sociedad: ancianos, viejos, hombres de mediana edad, jovencitos que se entrenaban en las artes amatorias. Mulatas, de todos los colores, blancas, negras, gordas, flacas, de trasero inmenso, de tetas inmensas, delgadas, de facciones mulatas alguna con ojos amarillos, otras de rasgos totalmente africanos, que se destacaban entre las blusas, de escote bajo... zumban como avispas   entre los hombres. Del interior de la casa se oían gritos, radios,   música... Todo está en orden, limpísimo, reluciente, los mozos (negros y mulatos todos) van bien vestidos, las mujeres -muy   jóvenes casi todas se ven aseadas. Un bar, mesas, tipo americano, las paredes de un rojo vivo, con fotos de ISABEL la Negra de joven... fotos de mujeres desnudas...

En las paredes hay anuncios de coñacs, cervezas, y como escondida en un   rincón oscuro, un altar con santos -un indio, una virgen, un africano, y velas encendidas. Un piano pulido y cuidado queda a un lado del salón-bar....y allí, sentada, una prostituta entre provocativa y tímida, se escucha el tintineo de vasos, el sordo ruido de las conversaciones, los susurros del don Juan de turno, las risas del juego y el jugueteo amoroso, el abrir de botellas, las columnas de humo del tabaco…

RAFFI (Tartamudeando casi..., todavía en el dintel de la puerta):

RAFFI

Así que usted es el mito, la famosa Isabel (ella lo interrumpe y lo tira del brazo)...

ISABEL

Sí, yo   soy Isabel La Negra y aquí toito el mundo me conoce. Entra mi amol, que aquí estarás bien, yo mismita te voy a cuidar (lo empuja con suavidad). Me tienes cara conocida... pero ¿tú no eres de por aquí, verdad?...

RAFFI

No, pero he venido porque me dicen que Ud. conoce a   alguien que yo busco.

ISABEL

Mira en mi profesión se conoce a mucha gente, y no se conoce a nadie. Pero ven, siéntate...y dime lo que quieras..., lo que sea, que aquí no hay límites.

Esta   frase   la escucha LA FRANCESA, una mujer ni muy alta ni muy baja, cubierta de collares, con largos pendientes, el pelo rubio largo (como la Medusa de la alucinación   en SEC.   8), largas pestañas, una mulata altiva, de tez morena, pero algo clara,   suntuosa, de ojos vivos y maliciosos y boca grande y entreabierta, con un rictus perverso...Habla con un cliente joven, atrevidillo y manoseador, que intenta toquetear a   la mujer. Ella lo esquiva, mientras se vuelve hacia donde está RAFFI, y entre pícara y maliciosa y seductora, lo cata, mirándole directamente entre las piernas, y le dice:  

LA FRANCESA

¿De qué avión te has bajado, a quién buscas? (gira la cabeza, y en una conversación que no se oye, sigue hablando con el joven).  

RAFFI se le acerca, y queda fascinado, su rostro le es conocido, lo recuerda.

RAFFI

¿Y de qué cielo has venido tú, princesa, con ese cuello de cisne?

LA FRANCESA

¡Qué bien hablas pico de oro! (gira la cabeza y en una conversación que no se oye sigue hablando con el joven). (Y mirando a RAFFI): Me llamo La Francesa.

RAFFI

¿Y eres de Francia?

LA FRANCESA  

No, soy de Peñuelas. ¿Y tú, pájaro asustao...a quién buscas por aquí?

RAFFI

Ahora que te he encontrado... no lo sé... busco un fantasma que me persigue.

LA FRANCESA

Pues a mí me persigue el aburrimiento… y aquí vengo a gozar, y a respirar y a ser libre... para quitarme las cadenas… para quitarme ese tornillo de carne que tengo en la garganta…

RAFFI

Me encanta tu voz...

LA FRANCESA

La uso como salmodia... para encantar a los marinos... y que zozobren… como en el cuento de Ulises y las sirenas (y se rió).

RAFFI la mira con intensidad:

RAFFI

Por eso te he visto en mis peores pesadillas.

LA FRANCESA

No tengas miedo... ven (y lo coge de la mano).

RAFFI

¿Y si fueras tú? ¿Si fueras mi pesadilla?

LA FRANCESA

No... tontito... si soy Pandora... (se ríe). Tienes cara de no haberte comido ni una rosca hace tiempo... ven... que te daré alpiste.

El cliente tira del brazo a LA FRANCESA, interrumpe el coqueteo y pregunta:

CLIENTE

Oye, que esto no es la alcaldía de Ponce, déjate de discursitos y vamos para arriba...

LA FRANCESA

(Con altanería): Mira nene...que en mí sólo mando yo. Yo soy La Reina de la Noche, y no vengo aquí para cobrar, sino por puro gusto. Así que ahueca el ala... que aquí llegó Jerry (y se ríe, mirando a RAFFI)... y yo soy Tom... (y hace como si tocara un bongó).

El cliente titubea, y antes de responderle, LA FRANCESA lo mira de arriba abajo, desafiante:

LA FRANCESA

¡Zape, gato! Cuidado... cuidadito...

Estupefacto y fascinado, RAFFI se queda prendado de la mano llena de anillos, y la toma entre las suyas, como hipnotizado.

RAFFI

Si no eres mi pesadilla, serás mi sueño. Ven, princesa ¿subimos o bajamos?

LA FRANCESA

(Interrumpiéndolo): ¿Eres tan valiente? ¿Te   atreverías a tanto?

RAFFI

Sí... aunque te he visto en mis alucinaciones, y sé que eres la Medusa...

LA FRANCESA

(Agarrándolo por el brazo y riéndose): Vamos, si te portas bien te daré un regalo vamos a ver   la cueva   de la Medusa... no tengas miedo.

Salen del brazo por la puerta.

Sec. 48.   Ceiba de Ponce. Ext. Noche.

La cámara se mete por uno de los grandes hoyos del árbol milenario. Vemos a RAFFI JOVEN    y LA FRANCESA que se meten mano allí. RAFFI siente que LA FRANCESA le busca por detrás,   y se agacha.

LA FRANCESA

(Excitada): Ay papi... búscame, juega al gallo y a la gallina, móntame,   azótame negro, azótame hasta morir.

MÚSICA (en off)

Se oyen fragmentos del bolero “Frenesí”... (voz de FATTY)

El bolero los arrastra, en su fuerza centrípeta. Y abriendo las piernas...LA FRANCESA se meó allí mismo... como caballo en celo.

LA FRANCESA, gime...mientras se le monta como semental, y RAFFI le daba vueltas, y LA FRANCESA lo monta, y lo espolea con los zapatos. Todavía no han consumado el acto. Se siente de pronto el ruido de un auto, y los oscuros ojos de CARLOS se clavan en los de LA FRANCESA.

LA FRANCESA

(Ve a CARLOS. Y sudorosa y jadeante): Vente, vámonos de aquí, vamos a la cima...al espectáculo...como si todo Ponce y todo el universo nos estuviera mirando...Vente...

Sec. 49. Fachada del Teatro La Perla. Ext. Noche.

RAFFI JOVEN y LA FRANCESA suben los escalones, se meten detrás de una columna, mientras LA FRANCESA muge en voz baja:

LA FRANCESA

Por detrás nene, por detrás, que para eso soy La Francesa... vente, siéntate en mi falda... que te arrullaré como a un bebé... así... así... eso es lo que me gusta.

RAFFI duda... se le sienta... pero en giro rápido, se levanta y le dice:

RAFFI

No Francesa, quiero sentir y horadar ese gran ojo…

Se consuma el acto...

LA FRANCESA

¿Así te gusta, negrito? Pues ahora me toca a mí... ya verás como te quedas eslembao... que tú de esfinges ni de voces sabes un carajo.

LA FRANCESA da un salto, se enrosca como una víbora en las nalgas de RAFFI, y éste descubre   el acertijo de la dualidad de aquel ser que lo trastorna, cuando siente húmedo la erección de un gran pene húmedo... RAFFI recibe el filo de un puñal... se vuelve asombrado, sin decir nada, mudo...

LA FRANCESA

(Riéndose): Prepárate para recibir mis ofrendas de macho...

Como si fuera un muñeco de trapo, RAFFI se deja y se abandona al puro goce…

Vencidos... tirados... sudados... revolcándose en el suelo... LA FRANCESA le señala con el índice una columna del teatro:

LA FRANCESA

Mira... mira... todo el tiempo nos ha estado mirando el otro...

Mientras se arregla las faldas,   y se pasa la mano para asentar la melena de potra en celo. RAFFI mira... y no ve nada...

RAFFI

¿Dónde, qué? Ahí no hay nadie...

LA FRANCESA, ya sin engolar la voz, y mientras se va quitando la ropa de mujer, y la peluca, y se va quedando desnudo en la oscuridad.

LA FRANCESA

No, todo está aquí (y se toca el sexo)...

(Se toca el sexo y mueve la cabeza, niega lentamente mientras chasquea la lengua).  

LA FRANCESA

Y ahora voy a levantar los siete velos... (y suelta una carcajada).

Comienza a amanecer. Ante el asombro de RAFFI, canta   “Vivamos hoy” (voz de FREDDY). La voz andrógina y ambigua cobra el rostro de LA MEDUSA.

RAFFI

Eres tú... te encontré... ya no necesito a nadie.

LA FRANCESA

Deliras... negro… ahora vete y no vuelvas...

Amanece.

 © Iris M. Zavala

Véase en este mismo número  la entrevista “En el mundo de Iris” por Domingo Luis Hernández

Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso.

BIO:

Iris ZavalaIris M. Zavala
(Puerto Rico,1936) se licencia en la Universidad de Salamanca con una tesis sobre su gran maestro, Unamuno, que se convirtió en su primer libro, Unamuno y su teatro de conciencia, Premio Nacional de Literatura de Puerto Rico en 1964. Una amplia carrera universitaria se inicia entonces: México, Nueva York, Puerto Rico, Italia, Holanda, Polonia,   España; y una actividad como conferenciante que la ha llevado a diversos lugares de Norte América, Latinoamérica y Europa.  

Ha recibido múltiples galardones y reconocimientos por su labor intelectual.   Destacan la condecoración del Rey de España,   Encomienda, Lazo de Dama de la Orden de Mérito Civil, de 1988, la Medalla de Honor del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1994, el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de   Puerto Rico, en 1996 y de la Universidad de Málaga, en 2003. En el 2001 recibió la Cátedra UNESCO de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. Asimismo es Premio Nacional de Literatura de Puerto Rico, en 1972, por Ideología y política en la novela española del siglo XIX,   Premio Nacional de Literatura, Instituto de Literatura, Puerto Rico, en 1990, por Rubén Darío bajo el signo del cisne . Premio del Pen Club de Puerto Rico por   El bolero. Historia de un amor , en 1992. Premio del Pen Club, por la novela   El libro de Apolonia o de las islas , 1994.

Su obra literaria ha sido traducida al inglés, servocroata e italiano. Su abundante bibliografía consta de cientos de artículos en inglés, francés, italiano, y castellano, así como de numerosos estudios de profundo análisis acerca del pensamiento actual, feminismo y sociedad.

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marzo - abril  n° 41

Narrativa

Iris Zavala: Boleros
Juan Francisco Ferré: La fiesta del asno
(fragmento)
Charles Kiefer: Miedo
G. K. Wuori: Desnuda entre muchachos
Leelila Strogov: Bola de sebo

Entrevista

A Iris Zavala

Reseñas

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