índex català marzo - abril 2006 n° 52 |
La
sal
Perdí la última caravana de la sal Yo mismo hube de cortar los bloques rectangulares y comenzar la travesía del
desierto desde el lago Assal el punto más bajo de África donde el agua se evapora por el intenso calor y deja accesibles los preciados cristales Debo llegar al puerto de Mopti Desde allí por el río Níger venderé la sal de la vida de poblado en poblado Cuando me cruzo con alguien por el camino -siempre otra caravana nadie se aventura solo entre la arena- me contemplan como se mira al loco que se cree insecto o espejismo No llegan más viajeros que sigan mi pista ni alcanzo a los que me precedieron De vez en cuando pruebo la sal con mi lengua y eso me cerciora de que estoy vivo Pero no sé ya hacia dónde queda Mopti Ignoro si es sal lo que transporto a pesar de que mis labios lo crean o si quedará algo de ella cuando llegue al final ni su precio ni su pureza ni su peso -tan insostenible ahora- Pero la aferro fuertemente entre mis brazos porque debo creer en ella para alcanzar cualquier lugar y seguir pensando que mi viaje mi soledad o la sal sirven de algo I Las grandes ruedas de madera del carro de la diosa-niña hunden la tierra arrastrado por cuerdas de seda -Tienes un aire extraño con ese único ojo entre tus ojos que llora a destiempo siempre Los párpados de la Dewa Kumari pintados de kohl tan abiertos por el temor descubren que el mundo tiene excesiva luz y el malestar por los gritos de los que son aplastados Si quiero evitar tu pena tendré que dejar de amarte El brahmán aspiraba el humo cálido de la pipa de
arcilla directamente a sus pulmones Ninguno de los dos mellizos que la mujer apretaba bajo sus brazos había llorado al nacer Las gallinas cruzaban la calle repleta sin miedo a los soldados ni al estruendo del carromato Algo más allá unos niños imaginaban mover la marioneta de esqueleto blanco Me dejé manipular con cierto alivio mientras el barquillero cantaba: -¡EI dos! -y los ojos pintados se volvían para mirarme como si nunca me hubieran
amado El niño tomó entre sus manos sucias El Ojo de Buda que Todo lo Ve y cubrió con
él su cara Pero tan sólo me miraba a mí Nunca volverás a permitir que tus ruedas me besen porque olvidé regar tus buganvillas y mi saliva no logra reverdecer las hojas secas a pesar de que los geranios la yuca y los cactus sigan vivos
Te lo dieron todo: Pasteles con azulados trozos de cielo dulces por el semen de las abejas cuando aman a las
flores redondas piedras preciosas como orbes que las manos de
un rey engarzaran cual cuentas de colores a tu cuello servidores que se doblegaban a tu paso como bambúes jóvenes y
te alcanzaban con sus manos los grandes mundos de tus
deseos pequeños -Eres amada eres respetada eres diosa -te decían El palacio bajó sus párpados para conservar tu
palidez y abrió inmensos salones que recorrías escuchando todos los
silencios Pero en tus sueños las paredes se fundían en risas
distintas y te brotaban plumas de los dedos y flores de las lágrimas En una ocasión te pasearon por las calles en una gran
carroza y los gritos de amor te asustaron Pero cuando un rey se postró ante ti te creíste por fin diosa Exigiste entonces que te enfriaran el fuego que la sal fuese dulce y cambiasen a diario los colores
de tus peces Quemabas insectos en tu luz y con tus uñas rasgabas las manos de quienes te servían o adoraban Pero un día brotaron de tus piernas sangre y deseo te expulsaron del palacio y fue otra niña la nueva
diosa Centenares de mujeres en fila portaban sobre sus
cabezas los capacillos con tierra Tras las rejas del prostíbulo se ofrecían unos ojos pintados con kohl Nunca osarás ya decir: -¡Fui amada fui Kumari! -porque conoces que el castigo de crecer
no es tan sólo la pérdida sino el haber creído en la eternidad de un paraíso
The Rothko Chapel (Inédito) El negro junto al negro como
noches guardadas igualdad sin valores hasta
que el ojo aprende Las lisas desiguales
superficies que laten se ordenan sin deslices
obstinadas partículas lunares fin de un cosmos
experto: Los violados colgando de los negros
llorando entre las líneas o apretándose en sumo
respeto mutuo mágico Desearías que no hubiese
acontecido Esperabas los verdes graves
roncos y tensos o incluso los azules
incómodos y bruscos no ya los amarillos ladrones
de maitines ni naranjas rojizos
cabellera de ocasos Mas la lección es esa: No existen igualdades
ni en noches ni en la
calma : Lo que tu ojo ve lo creó tu alma antes
(Houston, septiembre 1988) |
© Javier Lentini Este texto no puede reproducirse ni archivarse sin permiso del autor y/o The Barcelona Review. Rogamos lean las condiciones de uso. |
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