The Barcelona Review

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Bloc de blogs.

Breve museo del debate literario en internet

 

 

Retomaremos primero el hilo principal del anterior bloc de blogs, el estado de la crítica literaria tras la irrupción de las nuevas tecnologías, (http://www.barcelonareview.com/79/s_bdb.html ) para añadir algunas entradas más, y hacer una modesta valoración del asunto.
En primer lugar, rescatamos la respuesta de Alberto Olmos (a través de su blog cara-A, el de las cosas elegantes, Hikikomori), http://hkkmr.blogspot.com.es/2012/05/el-pinchadiscos.html a una de las entradas inaugurales de este debate, incluida ya en el anterior bloc de blogs, El retorno de la crítica Kitsch, de Alberto Santamaría (http://albertosantamaria.blogspot.com.es/2012/02/la-critica-kitsch-o-el-retorno-de-la.html)
            En dicha entrada, Santamaría equiparaba algunos de los blogs actuales más populares (y supuestamente revolucionarios) con las formas de hacer crítica más conservadoras, académicas y efectistas. Olmos inicia su respuesta despachando brevemente a  Ignacio Echevarría—con quien mantiene una larga y no siempre fructífera relación de cartas de amor encriptadas—para centrarse después en los argumentos del poeta y autor del blog cuaderno crítico.


Olmos
, a quien nadie le puede negar un talento innato para bregarse en este tipo de situaciones, hace aquí algunas trampas que resultan, como casi siempre en él, inteligentes y un tanto populistas. Reduce casi todo el asunto a una cuestión de “envidia de pene” (despreciáis nuestros blogs porque son más seguidos que los vuestros),  sin entrar a debatir la cuestión de fondo (la falta de argumentación crítica que en ésta y otras entradas de su blog sostiene Santamaría que existe en las bitácoras que menciona). Aprovecha también el viento favorable del argumento –a  muchos niveles, cierto— Internet = Democracia, para equiparar una posición oficial en un medio con amplia repercusión (la vieja crítica. Digamos, El Cultural) con una posición conservadora a nivel argumentativo (los conservadores sois vosotros, que habéis ocupado ese espacio, y no nosotros, digamos lo que digamos en nuestras críticas) y acusa falsamente a Santamaría de ser un esnob intelectual de lenguaje opaco, distante y excluyente. No sólo el párrafo escogido por Olmos para apoyar ese argumento no es tan “oscuro” como él sostiene—incluye unas líneas finales de lo más clarificadoras, puestas ahí con la intención de que no quede duda alguna sobre aquello que pretende decir—si no que resulta extraño que Olmos, con lo que le gustan esta clase de argumentos, no sienta admiración alguna por el hecho de que un señor de Torrelavega haya acabado por argumentar así: "Internet ha desarrollado, en el marco de la literatura y de las artes, un modelo de crítica kitsch. Lo kitsch lo tomamos aquí en su sentido primitivo: como aquello que se asienta en su ser efecto puro; como aquello que disfruta (de sí mismo) en el darse como efecto. De esta forma, lo kitsch lo entendemos como el proceso por el cual se acepta como normal en la política literaria del momento elementos que aparecen únicamente con el afán de su efectividad. Dicho de otro modo: lo kitsch es la cultura conservadora del efecto sin contenido, que llevado al territorio de la crítica supone, precisamente, la retirada de lo crítico."
 (La cursiva es mía).
Más sobre el mismo tema:
Las tres entradas de Ignacio Echevarría en su espacio de El Cultural que llevan por título  “informes de lectura”, http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/31181/Informes_de_lectura_(1) //// http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/31215/Informes_de_lectura_(2) //// http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/31226/Informes_de_lectura_(y_3)
Echevarría equipara aquí a esos blogs contra los que argumentaba Santamaría (y algunos otros, es de suponer, dado que el autor usa a lo largo del texto una serie de plurales genéricos) con los informes que ciertos “lectores cualificados” realizan para algunas editoriales. Destaca el autor que se trata—el de los informes de lectura—de un género “privado”, inacabado en su forma y sin intención alguna de servicio a una comunidad (la función del crítico queda aquí “secuestrada” por un pacto comercial o amistoso previo entre editor y lector), y argumenta que el tipo de crítica “desenfadada” que le ha estado comiendo terreno a la crítica “oficial”, guarda muchos de los rasgos característicos de este sub genero, siendo el más destacable la exhibición de uno mismo y lo propio por delante de cualquier argumentación.
Reclama finalmente Echevarría un marco de preocupación compartida, un eco incluyente, a la nueva crítica ejercida desde nuevos soportes, más allá de que la forma escogida sea o no “despiadadamente personal” (como ciertamente tiende a serlo).
            Echevarría parece dar aquí por supuesto que ser un imbécil egoísta que quiere demostrar lo largo y duro que tiene el criterio literario no es también una forma (intencionada o no) de moldear una comunidad, como si los ejemplos de uno-mismo-y-lo-mío no llevaran moldeando comunidades e imaginarios en otros ámbitos de la vida, especialmente en los últimos treinta o cuarenta años, de una forma abusiva.

Por último, destacar la serie de cuatro textos de Juan Antonio Montiel,conversar sobre la crítica”, expuesta en su blog de El Sindicato.
http://juanantoniomontiel.megustaescribir.com/2012/06/07/conversar-sobre-la-critica-i/  ////
http://juanantoniomontiel.megustaescribir.com/2012/06/13/conversar-sobre-la-critica-ii-2/ //// http://juanantoniomontiel.megustaescribir.com/2012/07/31/conversar-sobre-la-critica-iii/  //// http://juanantoniomontiel.megustaescribir.com/2012/09/24/conversar-sobre-la-critica-iv/
Entre quejas sobre su propia salud, su cansancio y lo mal que ha dormido—a lo que hay que añadir una extraña y por lo demás bastante suave polémica con Antonio J. Rodríguez, a quien (creo) no ha entendido del todo—Montiel habla (acertadamente) de lo desacertado del hecho de que La Reseña haya acabado por convertirse en el género por excelencia de la crítica (hasta el punto de confundirse una cosa con la otra), reduciendo así su verdadera potencia, que no está ni en el juicio desde la posición de autoridad ni en ninguno de los otros mecanismos que han triunfado entre los reseñistas y que el autor tilda irónicamente de “impresionistas”, dada su voluntad de impresionar por encima de todo.
Contiene momentos de verdadera potencia, como por ejemplo:

 

Después de meses dando vueltas al tema y leyendo post para construir esta sección, no acabo de verle el sentido al debate visto desde la óptica Nuevas tecnologías V.S. antiguos medios de comunicación-difusión, y si acaso lo tuviera, dudo que acabara resultando productivo. Supongo que el verdadero debate, o el que debería importar, es el de las concepciones posibles de la crítica literaria y sus aplicaciones. La crítica como desenmascaramiento justiciero, como verdad campechana finalmente revelada tras años de monopolio corporativo; la crítica como propuesta y construcción, como una forma más de literatura (activar la bomba y no desactivarla, que diría Montiel, o dispersar significados, que diría Brea); la crítica como breves  impresiones de lectura sin ánimo de constituir un juicio o verdad definitivos (como la ejerce, y muy bien por cierto, Lector Ileso)…
No puedo seguir—o creo que no conseguiría el mismo resultado—sin entrar en ciertos personalismos (después de todo, esto es un blog). He trabajado todo el verano (entendiendo como verano la parte del año en que se puede llevar manga corta en Barcelona, que no es poca) para ganar dinero. Es lo que hago cada año, desde hace cerca de tres. Después, me encierro el resto del año para escribir dos libros que probablemente no termine nunca. Es durante este periodo de “trabajo veraniego” que me he hecho cargo de la (co) edición de la sección de narrativa en castellano The Barcelona Review, y ha nacido la sección bloc de blogs. Como el trabajo en cuestión combinaba a partes iguales rachas de actividad laboral frenética con horas de madrugada largas y prácticamente masticables, acostumbraba a llevar conmigo considerables cantidades de material relacionado con la revista, para aprovechar los huecos y adelantar faena.
El material que llevaba conmigo, acabó por dividirse en dos grandes grupos. Aquellos textos que podía leer tranquilamente en el trabajo, a pesar de las fases de ruidos y música, del movimiento a mi alrededor y las constantes interrupciones, y aquellos que no (aquellos que, por lo general, tenía que volver a leer en casa). Mis preferencias iniciales se decantaron, obviamente, por los primeros. Después de todo, se trataba de acompañarme durante las horas más pesadas de mi jornada laboral. Algunos de los post de Tongoy o Patrulla, por poner los ejemplos más evidentes, eran ciertamente muy graciosos, aunque—con el paso de las semanas—acabaron por dar la sensación de estar contando siempre el mismo chiste.
            En cambio, algunos de los post de ese segundo grupo, llegaban—de vez en cuando, en segundas y terceras lecturas—a aportar algo. Había algo que claramente no estaba allí antes de ellos, algo que no tenía tanto que ver con su presencia como con su construcción. No soy crítico literario y sinceramente, no me gustaría serlo. Pero  si estamos de acuerdo en que la crítica no puede ser verdad, si no simplemente buena literatura, no sé por qué habría que exigirle menos a un buen crítico que a un buen escritor. No creo que se pueda salir más listo de lo que se entró de un post de, por ejemplo, Tongoy, pero, aunque no siempre me interese lo que dicen, si puede suceder con un buen post de Juan Francisco Ferré o Alberto Santamaría.

Dicho esto: admitamos que tampoco debería nadie tener un problema con el hecho de que existan estos blogs (como bien sostenía Javier Calvo en los comentarios a la ya comentada entrada inaugural de Alberto Santamaría). Es más, seguramente, nadie debería tener un problema con el hecho de que tengan éxito. No veo nada extraño en que la crítica más potente y elaborada acabe ocupando una posición marginal  ¿En qué disciplina no pasa?¿O acaso se está reclamando una mayor cuota de lectores por estar haciendo bien las cosas?
Más allá de la rabia que pueda provocar que desde ciertos lugares se pretenda suplantar a un tipo de crítica más elaborada y constructiva ( pretensión a todas luces insostenible), o se la denigre (como si TODOS los críticos antes que ellos hubieran sido y fueran a ser SIEMPRE o bien corruptos y mercantilistas o bien obtusos y elitistas; o como si la crítica-así-en-general no sirviera NUNCA para nada), más allá de ese equívoco y esa suplantación, esos otros blogs, esos otros lugares, ocupan su espacio—entretenimiento literario; espacios de opinión pura y dura; cotilleos; reflexiones o impresiones particulares—y eso está bien.
Porque seguramente el problema no es lo que hacen, si no lo que dicen que hacen y luego no hacen (crítica), sosteniendo, además, que son los otros quienes no lo hacen. (Perdón por la frase). Quitando eso (eliminando equívocos) ¿qué más da que lo que hagan no sea “la expresión más clara de aquello que la crítica literaria puede llegar a ofrecer?.
            Para entendernos: puede que Malherido no valga mucho como ejemplo de lo que la crítica literaria puede dar de sí, pero como blog funciona. Ya lo creo que funciona. Funciona incluso mejor ahora, desprovisto de aquel rollo salvador y desenmascarador de los tufillos arancelarios y las componendas del mundillo literario. Funciona mejor ahora que todo el peso del blog se apoya en una cuestión de ingenio y lenguaje.
 Quizá tendamos todavía a pensar las cosas de una forma más acorde con el status quo anterior, cuando los “medios para difundir el mensaje” estaban en una cantidad reducida de manos, y unas cosas venían a sustituir a las otras. O estoy yo o está el otro, pero no podemos estar todos. Pero ese ya no es el caso. Todos caben en La-Gran-Cosa. Todos son bienvenidos en la casa del señor.

3)
Para finalizar, destacamos algunas entradas de blogs, sin relación alguna entre sí ni con el tema tratado hasta ahora, que han llamado nuestra atención:
La potente y como siempre bien amueblada entrada de Juan Francisco Ferré en su muy recomendable blog La vuelta al mundo, hablando de La Civilización del Espectáculo, el libro en el que Mario Vargas Llosa desnuda (lo que queda de) su pensamiento cultural ( ¿cómo es posible que quien ha defendido hasta la saciedad los beneficios democráticos del capitalismo, la economía de mercado y la sociedad de consumo se alarme y escandalice ahora, como un profeta apocalíptico, ante la devastación que ese sistema de gestión integral de la realidad ha producido en el ecosistema cultural y no solo en él?)
http://juanfranciscoferre.blogspot.com.es/2012/06/micropoliticas-2-imposturas.html
Una entrada—de las muchas que sería posible destacar—del siempre vigoroso y casi siempre espléndido Rodrigo Fresán en su blog de El Sindicato. Lo cierto es que el tipo se sale a menudo. http://rodrigofresan.megustaescribir.com/2012/08/29/homo-politico/
La atípica y bastante molona entrada de Vicente Luis Mora en su bitácora Diario de lecturas. Lleva por título: “Fragmenta
http://vicenteluismora.blogspot.com.es/2012/10/fragmenta.html
La entrevista en Sigueleyendo  al autor de Ultraviolencia y Ser Madre Hoy, el gran Miquel Noguera. (Admitir que si era una broma que la entrevista tenía más partes, nos la han colado). A destacar la terrorífica explicación que hace el entrevistado de cómo su propia química cerebral se lo come vivo en ocasiones en mitad de alguno de sus espectáculos (pensar aquí muy fuerte en David Foster Wallace).
http://www.sigueleyendo.es/entrevista-muy-seria-a-miguel-noguera-parte-1/
Un post de Patricio Pron, en el que para ensalzar un libro de lecturas de Alejandro Zambra, carga sin nombrarlos contra varios escritores, perfectamente reconocibles en el retrato caricaturesco que traza de ellos.
http://www.elboomeran.com/blog-post/539/12450/patricio-pron/el-territorio-y-el-mapa/
La entrada “Ortodoxia” del blog de Camilo de Ory http://elblogdecamilodeory.blogspot.com.es/2012/10/ortodoxia.html
y también el tráiler de su ¿real? espectáculo poético-performance.
http://elblogdecamilodeory.blogspot.com.es/2011/06/pronto-en-su-ciudad.html
Por último, dos entradas de Lector Ileso. La primera sobre Libertad, de Jonathan Franzen (en rigor más antigua de lo que corresponde a este Bloc de Blogs, pero que incluye un magnífico:  PERO... tantas páginas para darme la razón como lector, como aficionado al cine, como fan de Los Simpson, de CheeverCarver, o de 'El ala oeste de la Casa Blanca'... no sé yo.
http://lectorileso.lacoctelera.net/post/2011/11/29/libertad-jonathan-franzen#c5491998
La segunda, bonita a su manera, sobre el último libro de James Frey http://lectorileso.lacoctelera.net/post/2012/10/13/el-ultimo-testamento-james-frey

Cristian Alcaraz Hernández

 

© TBR 2012


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